Los ultrapesimistas y los retos de 2010
Es habitual entre los agoreros y los ultrapesimistas lanzar al mercado predicciones apocalípticas sobre el futuro de la economía. Y tienen la habilidad, o la virtud, de salir encumbrados si se cumplen, pero de irse de rositas si fallan estrepitosamente. Y aunque conviene poner en cuarentena las previsiones más negativas, aunque sólo sea por salud mental, si que es verdad que el año que viene las economías tienen ante sí retos de bastante magnitud.
En este 2009, los mercados han realizado una vuelta en V; tan intensa ha sido su caída como su recuperación. Pero lo que está sobre la mesa en estos momentos es confirmar que la economía realizará la misma trayectoria. Las principales economías del mundo comienzan a dar señales de recuperación, en un retorno tímido al crecimiento motivado por las políticas fiscales expansivas de los Gobiernos y la inyección masiva de liquidez por parte de los bancos centrales. Ahora, lo que desea conocer el mercado es si las economías podrán mantenerse a flote por sí mismas una vez se retiren los estímulos. El año que viene los bancos centrales irán retirando sus políticas expansivas a medida que mejoren los indicadores económicos, mientras que a los Gobiernos se les irá agotando el margen de gasto público.
Las empresas han recompuesto sus inventarios, que estaban en mínimos, aportando su parte al aumento de los PIB. Pero para que en 2010 se confirme el mejor escenario, hace falta que el consumidor tome el relevo. Y esa va a ser tarea difícil en tanto en cuanto no comience a crearse empleo.
El sector financiero, inmerso en su vía crucis particular, asistirá a esa progresiva reducción de facilidades de liquidez, en paralelo a un estrechamiento de los márgenes tras la revisión de las hipotecas este año, y a un aumento de morosidad si comienzan a subir los tipos.
No parece el mejor escenario, pero tampoco 2009 auguraba nada bueno y, al final, las sorpresas han sido sobre todo positivas. mrodriguez@cincodias.es