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La UE no encuentra presidente

Ni un solo candidato de consenso. Ni una mujer en las quinielas. Ni un perfil político definido para los cargos en juego. Cuando faltan sólo dos días para la cumbre europea que debe elegir al primer presidente del Consejo Europeo y al nuevo Alto Representante de la UE, los 27 países de la Unión avanzan hacia una previsible bronca que puede amargar el estreno del nuevo Tratado de Lisboa.

El pim-pam-pum de candidatos ha sido hasta ahora incruento y bastante discreto. Todos los aspirantes siguen en la carrera aunque algunos magullados. Otros, renquean. Pero fuentes comunitarias advierten que "estamos a un paso de que se envenene el proceso y los países se declaren la guerra entre sí".

No sería la primera vez que el club comunitario se enfrasca en una trifulca sobre el reparto de nuevos cargos. Ya ocurrió en 1998, cuando Francia y Alemania chocaron en la elección del primer presidente del Banco Central Europeo.

Pero el conflicto ahora es mucho más generalizado y atañe a numerosos puestos. El tiroteo actual arrancó cuando los países del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) empezaron a hacer ruido para frenar la candidatura de Tony Blair a presidir el Consejo. Desde entonces, no ha surgido una alternativa viable.

Algunas fuentes culpan del retraso en los nombramientos a Suecia, país que preside durante este semestre la UE y que no ha sabido todavía cerrar un acuerdo definitivo. Otras miran hacia Londres, con un Gobierno empecinado en mantener viva la candidatura de Blair aunque sólo sea a costa de frustrar las posibilidades de otros aspirantes.

Los acuerdos tácitos, mientras tanto, se están derrumbando. Ya no está claro que los socialistas europeos, como parecía hasta ahora, se conformen con el puesto de Alto Representante y podría aspirar a la presidencia. Las mujeres tampoco se resignan a seguir otros 50 años sin ocupar ningún puesto en la cúpula comunitaria (sólo dos veces han llegado a la presidencia del Parlamento Europeo, un cargo más honorífico que ejecutivo). Y el perfil político del futuro o futura Presidente, que empezó siendo una especie de Obama europeo para acabar con rasgos de gestor de la agenda comunitaria, está ahora totalmente indefinido y el cargo podría ir a parar a cualquier (ex) primer ministro dispuesto a asumirlo.

Por ahora, lo único cierto es que la cena de líderes comunitarios el próximo jueves pinta muy mal.

Foto: obra de la artista Marianne Berenhaut en la galería De Markten. (B. dM., abril 09).

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