La RSC se propone utilizar un lenguaje financiero
Un informe de McKinsey concluye que la responsabilidad debe empezar a cuantificar su impacto económico.
Lo que no se puede medir no se puede gestionar. Por eso quienes trabajan en el campo de la responsabilidad social corporativa pretenden generar una serie de métricas que permitan a las empresas y a los inversores cuantificar los efectos que este nuevo modelo de gestión puede generar y el retorno económico obtenido de su aplicación.
Esta es la razón por la que la consultora McKinsey, en colaboración con el Boston College, han realizado una investigación entre 21 empresas globales entre las que se encuentran Cargill, Coca-Cola, Dow, IBM, KPMG, Marks & Spencer, Nestlé, McDonald's, Novartis, Intel, Verizon o Telefónica. El estudio, basado en una serie de encuestas a directores financieros, inversores y responsables de RSC, concluye que los programas de responsabilidad corporativa crean valor para los accionistas cuando existe una métrica y a través de ellos se produce una gestión de los riesgos. El objetivo último de la investigación ha sido determinar si las áreas de Responsabilidad Corporativa y Medio Ambiente -o Environmental, social and governance (ESG), en sus siglas en inglés- deben entenderse como palancas de gestión en el desempeño de las compañías en el largo plazo.
Alrededor de la mitad de los inversores y los directores financieros encuestados creen que más del 5% de la creación de valor para el accionista es el resultado de la actividad en áreas de sostenibilidad, pero no están considerando este dato en su gestión diaria. Y no lo hacen, porque se trata de asuntos que no se suelen contabilizar. Muchas compañías generan valor desde las áreas de RSC y medio ambiente, sin embargo, muy pocas evalúan y miden en términos económicos ese valor y aún menos lo comunican al mercado.
Tanto la cuantificación como la comunicación del impacto financiero del trabajo de RSC y medio ambiente será más precisa y efectiva siempre y cuando se haga en torno a las cuatro áreas valoradas en el mercado: crecimiento, retorno sobre el capital, gestión del riesgo y calidad de los procesos de gestión.
El empuje de la crisis
El informe elaborado por McKinsey destaca que los inversores consideran que la crisis, lejos de restar importancia a la RSC ha impulsado este tipo de valores. Eso sí, creen que mientras que los puramente medioambientales pueden incluso haber decrecido en interés, el que se presta a otros aspectos como los de gobierno corporativo han experimentado un repunte indudable.
El director de reputación corporativa, identidad, y medio ambiente de Telefónica, Alberto Andreu, opina que la RSC se encuentra en un momento de madurez de mercado. "Cuando sucede esto la curva o crece o se cae. Y para conseguir que crezca tenemos que vincularlo a los conceptos de creación de valor, retorno de la inversión, gestión del riesgo o de los costes. Tenemos que encontrar un nuevo modelo que nos posicione en un lugar más próximo de la cuenta de resultados". La responsable del estudio de McKinsey, Sheila Bonini, asegura que de sus investigaciones se desprende el hecho de que la RSC crea valor. "Las empresas y los inversores lo reconocen así, pero en muchos casos no saben cómo medirlo, así que hay una oportunidad real para cerrar esa brecha y crear un lenguaje financiero para la RSC".
El creciente interés de los inversores
Hace sólo unos días, Paul Abberley, el director general de Aviva Investors en Londres, instó a las Bolsas mundiales a promover la responsabilidad y la transparencia de las empresas cotizadas. El llamamiento se realizó en la ONU, en el marco de la conferencia Sustainable Stock Exchanges. Pero no es el único inversor que ha mostrado en los últimos tiempos su interés por la RSC. El director de reputación corporativa de Telefónica, Alberto Andreu, reconoció que después de la celebración del último investor day de la compañía ha recibido llamadas procedentes de Goldman Sachs o de Deutsche Bank interesándose por sus políticas de RSC. La operadora asegura que ha percibido un salto cuantitativo y cualitativo entre los analistas, al pasar de tan sólo dos peticiones en 2008 a ocho en lo que va de año.