Primer paso en falso en la fusión Bancaja-CAM
La corrupción lo arrastra todo. En mitad de la bronca política en que andan enfrascados el PP y el PSOE en Valencia a cuenta del caso Gürtel se ha colado la renovación de los cargos de las cajas de ahorros valencianas. El volumen del ruido es tal que la posibilidad de negociar cualquier cosa entre los dos grandes partidos es imposible. Así, finalmente hoy, el PP aprobará en las Cortes valencianas con su mayoría absoluta una lista en la que los 25 consejeros generales que hay que renovar en Bancaja son de su cuerda. Es decir, no se ha aplicado la proporcionalidad del parlamento autonómico, como ha ocurrido la mayoría de las veces.
"No se trata de las cajas de ahorros, si no de una estrategia general de los populares como forma de defensa ante las acusaciones de corrupción", explican fuentes políticas socialistas. Desde líneas populares se culpa al PSOE de no querer negociar, aunque no ocultan que el PP pone como condición para cualquier acuerdo que se investiguen las cuentas del PSOE, como contrapeso a la investigación que piden los socialistas por la supuesta financiación irregular de los populares. Un círculo vicioso que, por ejemplo, también tiene parada la designación de Leire Pajín como senadora.
El hecho cierto, en todo caso, es que la actuación unilateral del PP al renovar los consejeros que le corresponden a la Generalitat en Bancaja y Caixa Ontinyent, y que seguramente repetirá con los de CAM el mes que viene, puede tener repercusiones a medio plazo si el Gobierno de Francisco Camps mantiene su empeño de que las dos grandes cajas valencianas se fusionen. "Es una mala manera de empezar. Veremos cuando haya que buscar cada voto en las asambleas para conseguir los dos tercios necesarios", explica una diputada socialista.
El PP relega al PSOE en la renovación de las cajas e hipoteca un futuro acuerdo
El PSOE intentó en las últimas semanas buscar aliados para hacerle llegar a Camps la inoportunidad de "aplicar el rodillo". "Se quedará solo si algo malo le pasa a las cajas", le advirtieron a través de varios empresarios próximos al presidente valenciano. No hubo respuesta.
La semana pasada la Generalitat volvió a la arena de la fusión Bancaja-CAM. Si en junio el vicepresidente económico Gerardo Camps, lo insinuaba en privado, ahora ya lo hacía en público y a voces. El viernes, Francisco Camps, como presidente de Gobierno autonómico, citó a los tres mandatarios de las cajas y les dejó claro que o se fusionan entre ellas o que no busquen aliados fuera, lo que no les deja mucho margen, dadas las actuales circunstancias financieras.
La apuesta de Camps parece seria y atrevida, pues sabe de las fuertes reticencias a ese proyecto que existen tanto en Valencia como especialmente en Alicante. Pero pese a que a la salida de la reunión el presidente de CAM, Modesto Crespo, dijo que Camps había sido "muy explícito", lo cierto es que hay aún quien se pregunta qué quiere el presidente valenciano.
Porque la primera prueba de fuego para una supuesta fusión a un año vista, antes de 2011, según se comenta, sería lograr el apoyo del otro gran partido. "Es un momento en el que Camps podría haber demostrado que iba en serio", explican fuentes financieras.
La renovación de cargos en las cajas valencianas no es, en todo caso, más que un episodio de una larga novela que tiene casi todas las páginas por escribirse. En todo caso, parece que un mal prólogo no es un buen comienzo. Como tampoco lo fue empezar a exigir la fusión en los medios de comunicación "sin llamar a ninguno de los tres presidentes", señalan personas próximas a las cúpulas de las cajas.