El presente de Sacyr frente al futuro de Repsol
Si alguien tiene el 20% de una compañía como Repsol, su principal interés es que a esa empresa participada le vaya bien", valoran fuentes cercanas a la dirección de Sacyr Vallehermoso, primer accionista de la petrolera con un 20,01% del capital.
Más allá de este planteamiento lógico, el grupo que preside Luis del Rivero ha evitado hacer declaraciones que pudieran sacar de la sala del consejo de Repsol un choque de intereses con Criteria (propietaria de un 12,68% como holding de inversiones de La Caixa) y la propia cúpula de Repsol, motivado por un más que probable recorte en la política de retribución por la vía de los dividendos.
Son incontables las veces que Sacyr ha trasladado al mercado que el gasto financiero derivado de su notable participación, por la que pagó 6.525 millones en 2006, se cubre con la parte del beneficio que le entrega la propia Repsol. Es decir, cuenta con una posición estratégica en una de las mayores petroleras del mundo sin que eso afecte a su caja. Al menos hasta que venza el crédito que le abrió las puertas: 5.175 millones que firmó con vencimiento y amortización a finales de 2011. Y para entonces siempre queda la vía de negociar con la banca un aplazamiento manteniendo los títulos de Repsol como garantía.
¿Qué sucede si el presidente Brufau, arropado por Criteria y Pemex, reduce ahora el reparto? Sacyr, al igual que el resto de partícipes, verá afectado una cuenta de resultados que en 2008 arrojó cifras en rojo (las pérdidas fueron de 225 millones) y pierde capacidad para plantar cara a los intereses bancarios sin romper la hucha.
Pasaban varios días de la celebración del último consejo de Repsol (28 de octubre) cuando trascendió el pasado viernes que en esa reunión se había discutido la posibilidad de encoger el cheque destinado a los accionistas. Al parecer, el punto no estaba contemplado en el orden del día y se trató de manera informal. Sin embargo ya se barajan cifras: el dividendo bruto con cargo a 2009 se movería en torno a los 0,85 euros por acción, frente a los 1,05 euros pagados con cargo a 2008.
Sacyr dio la negativa por respuesta. La constructora ha ingresado este año 256,4 millones en dos pagos, enero y julio, en función del 20% que declara en Repsol. Cifra que ha destinado a atender los intereses del crédito e incluso a amortizar una pequeña porción del mismo. Con un dividendo bruto de 0,85 euros, la constructora obtendría 50 millones menos el próximo año, unos 207 millones en total, y tendría que tirar de caja u otras fuentes para afrontar sus obligaciones con la banca.
En círculos financieros se explica que el tipo medio que soporta Sacyr por los 5.079 millones de deuda que declaraba en junio está entre el 4% y el 4,6% (en 2008 el tipo de interés era del 5,31%). Teniendo en cuenta que 3.330 millones los tiene firmados a tipo fijo, la compañía de Luis del Rivero estaría pagando un euríbor del 3% al 3,5% (según la fuente) más un diferencial de 110 puntos básicos.
Esa tasa implica, en la parte alta de la horquilla, una factura de 233 millones al año, por lo que 256 millones como los ingresados en 2009 cubrirían los intereses adeudados a Santander, Citi, Calyon, Caja Madrid y así hasta 48 entidades. Pero los 207 millones que hipotéticamente obtendrá en 2010 se quedarían cortos.
Cabe pensar que a Sacyr no le van a temblar los cimientos por 50 millones menos procedentes del dividendo de su participada. Pero en un ejercicio en el que la construcción y los servicios siguen duramente impactados por la crisis, esa no es buena noticia.
Más allá de esta circunstancia, cada uno de los bloques que tiene algo que decir en el rumbo de este barco mide su peso: los dos consejeros de Criteria, Fainé y Nin, más el presidente Brufau como antiguo alto cargo de La Caixa parecen remar en una dirección; y los tres consejeros que aporta Sacyr, con Luis del Rivero a la cabeza, lo hacen en la contraria.
Beneficio a la baja
El argumento que puede esgrimir Antonio Brufau para defender el mensaje del ahorro es que el beneficio de la petrolera se va a desplomar en un año marcado por el descenso en el precio del petróleo, por una demanda en picado y por la caída en los márgenes del refino. Los resultados del tercer trimestre se hacen públicos este jueves y, más allá de septiembre, el frente de analistas que sigue a la petrolera espera un retroceso del beneficio del 45% a finales de año (desde los 2.711 millones de 2008 hasta los 1.500 millones).
Con esas expectativas sobre la mesa, mantener el dividendo por encima de un euro sería sinónimo de un pay out superior al 80%, cuando Repsol tenía como objetivo entregar alrededor del 50% de sus ganancias en 2009. Bajarlo a 0,85 céntimos por acción aún supondría rozar un pay out del 70%.
En Criteria asumen que toca ajustarse el cinturón; y para Brufau y su entorno supone una medida necesaria para no penalizar futuras inversiones.
En la partida de ajedrez que juegan La Caixa y Sacyr en el consejo de Repsol, el problema es que la constructora parecía contar con el respaldo de la entidad catalana a la hora de pedir el máximo esfuerzo en dividendos. El asunto debe dirimirse en el consejo de diciembre, pero los analistas dan por descontado que habrá tijeretazo.