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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El novio se queda plantado en el altar

Dejar plantado al novio al pie del altar es una situación propia del cine, pero que, a veces, salta a la realidad. Lo acaba de hacer General Motors con Magna, un pretendiente al que le había costado mucho ser aceptado por la familia. Y ahora los allegados del novio exigen explicaciones más convincentes que las aportadas por el padre de esa novia llamada Opel.

A GM nunca le gustó Magna o, para ser más exactos, su socio, el banco ruso Sberbank. El grupo austriaco-canadiense no figuraba entre los proveedores de Opel y los recelos aumentaron cuando el Tesoro americano se convirtió en el mayor accionista de la multinacional de Detroit.

EE UU ha sido siempre muy celoso en la salvaguarda de su tecnología y el mero riesgo de que sus patentes fueran a manos de Rusia le ponía los pelos como escarpias. Así, alentó la candidatura del fondo belga RHJ, que fue tumbada por Alemania alegando su falta de experiencia. Antes se desestimaron las opciones de BAIC y de Fiat, dado que los alemanes no estaban dispuestos a una supermarca europea que rivalizase con las suyas propias.

Cuanto más aumentaban las posibilidades de Magna, más claro tenía GM que debía quedarse con Opel. El grupo austríaco jugó bien sus cartas, se ganó a Berlín prometiendo no cerrar ninguna de sus fábricas y potenciar Eisenach. Cuando la situación financiera de GM fue tan apurada que no podía garantizar que las plantas de Opel siguieran funcionando, Angela Merkel forzó la situación y ante la pasividad de la UE y la impotencia de la firma estadounidense, puso 1.400 millones para que las fábricas continuaran trabajando. La contrapartida fue que GM eligiera al candidato que no quería.

A partir de entonces, Magna pretendió imponer su ritmo, mientras GM iba recogiendo información sobre las ayudas que podrían prestarle los Gobiernos donde se ubicaban las fábricas más perjudicadas. Oficialmente, se felicitaba por haber logrado atraer un inversor privado, pero la firma definitiva se retrasaba.

En la primera semana de octubre, Magna se dio cuenta de que sus planes se venían abajo si no lograba el respaldo de Figueruelas, la mayor de las plantas europeas de Opel. Los negociadores aragoneses se mostraban implacables y Magna fue cediendo, peldaño a peldaño, en sus exigencias sobre despidos y cargas de trabajo en la planta española. Logró un preacuerdo que le rehabilitaba ante los trabajadores , a expensas de unas futuras negociaciones sobre un plan de ahorro, que se presumían durísimas y en las que ya no estaba dispuesto a ceder.

Y, en el mismo día en el que Magna pacta el plan de ahorro con los sindicatos europeos, la boda se suspende y una frustrada Alemania dice que reclamará su dinero. El dueño, GM, se ha dado cuenta tras descubrir, a estas alturas, que era la solución mejor y más barata.

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