La banca corporativa, con las pilas puestas

Las incertidumbres no se han superado, la Bolsa da bandazos y es muy posible que el apetito por el riesgo vuelva a moderarse. Sin embargo, el sentimiento de que se ha superado una etapa lo están precibiendo muy de cerca los directivos de empresas, grandes y no tan poderosas, de los departamentos financieros o los encargados de la estrategia corporativa. ¿Cuál es la señal más evidente? El resurgimiento con fuerza de la actividad de la banca corporativa, tanto nacional como extranjera, que consideran que el mercado puede empezar a absorber en los próximos meses colocaciones de participaciones que están ahora en manos de las empresas matrices o de fondos de capital riesgo. Estas entidades se ofrecen para realizar los primeros pasos: valoraciones de empresas del mismo perfil, análisis de inversores institucionales que estarían interesados en la toma de un porcentaje si la colocación se realiza a un precio atractivo... Y la idea que subyace es que después de la sequía que ha durado dos años puede acabar a partir del primer trimestre de 2010.

La dilución del capital en la ampliación de Urbas

Urbas es uno de esos valores que acaban siendo pasto de los especuladores más agresivos, sin que se sepa muy bien si es de forma consentida o no. Durante un tiempo, Urbas era de las compañías que revalorizaciones más vertiginosas se apuntaba, a la par que en la CNMV sus informes financieros reflejaban ingresos del orden de 300.000 euros en un año y una plantilla de seis personas. El lunes comunicó una ampliación de capital a la CNMV de 185 millones de euros, con una dilución del capital del 70% para los actuales accionistas, puesto que el capital actual de la empresa es de 53 millones, según las cifras comunicadas al supervisor. En el año, la acción cae un 21%.

Eso sí, ahora Urbas tiene más empleados, 35 según los informes financieros de la Comisión. Y según este mismo informe, la deuda bancaria ascendía a 145 millones de euros. Cuatro millones por empleado.