Navegadores: ecología y seguridad
De un tiempo a esta parte se ha hecho habitual el uso de navegadores. Los fijos aún son muy caros y hay que pedirlos como opción al comprar el coche, pero los portátiles hacen la misma función por menos dinero. Con el tiempo se convertirán en un elemento más de serie. Ayudan a reducir el tiempo de los recorridos (por lo tanto, reducen el consumo) y sobre todo sirven para reducir los errores a la hora de tomar desvíos, con lo que reducen la tensión de los conductores. Al principio eran algo complicados, pero hoy en día su uso es muy intuitivo, teniendo en cuenta además que su lógica es similar a la de un teléfono móvil.
La marca más vendida del mercado es TomTom, gracias a su excelente relación calidad-precio. Lo último de la compañía holandesa es el Go I-90, y su gran ventaja es que los usuarios pueden disfrutar de las ventajas de un sistema integrado, como si lo hubieran montado de fábrica. Se une a la radio en los altavoces para ofrecer las instrucciones por voz en alta calidad, y también puede extraerse fácilmente. Avisa de la posición de radares fijos, y otra ventaja es que se pueden actualizar los mapas con facilidad, frente a las soluciones integradas de los navegadores tradicionales. También dispone de manos libres para el móvil. Su precio es de 599 euros, y se recomienda que sea instalado por un profesional.