"Me sorprendió convertirme en autora de culto"
Tras 30 años inactiva en el mundo del cómic, Purita Campos retomó a su personaje más conocido, Esther Lucas, tanto para una reedición de sus tebeos clásicos como para seis nuevos álbumes con aventuras de su protagonista, ya como una madre adulta. Un cómic creado para el mercado inglés que se ha convertido en el mayor clásico del tebeo femenino español.
¿Quiénes son las seguidoras de Esther hoy, las madres añorantes o las jóvenes que consumen otros cómics?
Por suerte, y según veo en las firmas de ejemplares que me organiza la editorial, tengo de todo. Por supuesto, las mujeres de 30 y 40 años son un grupo fiel, pero han venido a verme incluso clases enteras de colegios que compartían el tebeo. Y también chicos, que conste; al principio me decían que querían la firma para su mujer, pero luego he encontrado a unos cuantos que conocían bien los argumentos...
Usted estuvo apartada del mundo del tebeo durante años, ¿le sorprendió saber que se había convertido en una autora de culto?
Claro que me sorprendió, pero lo estoy disfrutando bastante. En la época en que publiqué a Esther no había relación alguna con los lectores, y la respuesta que tengo ahora me ha animado mucho para el proyecto de las nuevas aventuras.
¿En qué ha cambiado la Esther de hoy?
Por supuesto, he evolucionado como dibujante, y además ahora trabajo a otro ritmo más reposado, que me permite disfrutar más. Estoy intentando aplicar algunas mejoras técnicas a las reediciones, que también estoy restaurando yo misma. En cuanto al personaje, ahora es una madre moderna, y los guiones lógicamente han evolucionado.
¿Qué planes tiene para su creación?
De momento, las nuevas aventuras constarán de seis álbumes, de los que confío en tener el tercero terminado para que se publique antes de Navidad. Luego, ya veremos qué ganas tengo para continuar...
¿Qué dibujantes de tebeos de aquella primera época le influyeron más?
Aunque sea manido, el que más me influyó fue Hugo Pratt. Sé que puede no parecerlo, pero me influyó mucho en mis figuras masculinas. Tintín, por supuesto, me parece una obra maestra. De los nacionales, me gustan hasta hoy De la Fuente o Ibáñez, que además son amigos.