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Adiós (por fin) a la CEE

Mi amiga E. siempre habla de la CEE (Comunidad Económica Europea). En plan sabihondo comunitario, le corrijo y digo UE (Unión Europea). Pues resulta que ella tiene razón (por poco tiempo) y que la extinción definitiva de la CEE sólo tendrá lugar en los próximos días.

Ayer mismo, los ministros de Asuntos Exteriores de Los 27 pactaron en Luxemburgo el "acta de defunción" que remitirán a sus socios internacionales para comunicarles la desaparición de la Comunidad Europea.

La carta, a la que ha tenido acceso este blog, se remitirá tan pronto como se termine de ratificar el Tratado de Lisboa y antes de que ese texto entre en vigor. Irá firmada por el presidente de la Comisión Europea y el del Consejo. Y anuncia a países terceros y organizaciones multilaterales que la UE releva para siempre a la CEE y asume todas sus oblgiaciones y derechos internacionales.

Se pondrá fin así a una Comunidad creada en 1957 por el Tratado de Roma sobre las cenizas de la II Guerra Mundial y el optimismo de la rápida recuperación de Europa. Pronto se vio, como recuerda Jean-Claude Pirisen su imprescindible obra sobre el Tratado Constitucional, que ese marco se quedaba para corto para englobar la ambición del proceso de integración europea.

En 1972, los líderes europeos de entonces ya declararon su intención de transformar la CEE en una Unión Europea. El proyecto no se haría realidad hasta después de la caída del muro de Berlín con la firma del Tratado de Maastricht (1993). Pero las dos estructuras legales han seguido conviviendo durante todos estos años, como correctamente me dice siempre E. Ahora, por fin, Europa dará el sato legal hacia su Unión

Foto: Firma del Tratado de Roma el 25 de marzo de 1957 (Archivo de la CE).

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