Josep María Flotats: "La crisis es un síntoma de lo que ocurre, no una causa"
El creador del Teatre Nacional de Catalunya y ex responsable de la Comédie Française es uno de los grandes de las tablas en España, así como un seguidor de la actualidad con "pesimismo activo"
El interés de Josep Maria Flotats por la historia francesa vuelve a quedar plasmado en su actual encarnación de René Descartes, "un personaje apasionante y vital para entender la cultura occidental".
¿Qué diría Descartes ante la actual coyuntura?
Creo que al principio se sentiría agradecido por vivir en una sociedad en la que se puede opinar. Pero luego se daría cuenta de que, en nuestro entorno, no es algo tan importante. Que hoy se puede escribir una historia que sea primera página, y mañana está totalmente olvidada y todo sigue igual. Supongo que se desesperaría de ver que, aunque avanzamos en tantas cosas, la razón aún no nos ha evitado por ejemplo llegar a una crisis como la que vivimos.
¿Y cómo podría la razón haber evitado la caída de la economía?
Leí hace poco que desde 1993 se sabía que Lehman Brothers, Madoff y demás formaban parte de una burbuja especulativa que estallaría. Pero nadie encontró el momento adecuado para tomar medidas. Siempre hay citas electorales, siempre hay un motivo para decir "lo haremos más adelante" cuando toca hacer reformas importantes... En Francia, por ejemplo, se vive tras cada proceso electoral el mismo fenómeno. Los militares hacen una prueba nuclear días después de las votaciones. Pasan siete años hasta las siguientes elecciones, se olvida, hay nuevas promesas... y tras las elecciones, nuevas pruebas.
Curiosamente, el teatro ha tenido datos excelentes de asistencia pese a los problemas económicos. ¿A qué cree que se debe?
Tengo una explicación, pero me da miedo, forma parte del pesimismo activo que practico. Creo que la gente viene al teatro y a otros espectáculos porque quieren olvidar, porque viven en una huida hacia adelante. Me recuerda a la locura de baile, moda y champán de la Europa antes del desastre de la I Guerra Mundial. Y aunque hoy no parece posible un conflicto tradicional, hay indicios de un futuro siniestro: el emerger del islamismo radical, hechos como los de los jóvenes agrediendo a la Policía en Pozuelo, el crecimiento del paro...
¿Qué soluciones cree que podrían aplicarse a la situación actual?
Mi impresión es que los problemas económicos no son los causantes de la situación, sino sólo los síntomas de un problema más profundo. No puede sostenerse una sociedad que se enriquece con las minas de lugares en los que la gente no tiene para comer, pero que se siente con autoridad para dar lecciones de ética a esos países. Para mí, como persona de la cultura, la solución pasaría por la educación, por la formación de acuerdo a valores. Todo el mundo lo ve también necesario.. pero se va aplazando.
Como conocedor de ambos países, ¿en qué se diferencia la situación en España y en Francia?
Tengo la sensación de que en Francia, lo que decide el gobierno se aplica. Aquí, un día se anuncia una decisión, pasan las semanas y no se ve. Y eso tiene consecuencias como que 14 jóvenes agredan a policías y estén en la calle al día siguiente. El mensaje que se transmite una y otra vez en España, con historias como ésa o con los casos de corrupción, es que el que la hace no la paga. Esto puede sonar duro, y no es que sea partidario de actos de autoridad, pero sí me parece que en España se echa de menos la toma de medidas firmes.
Para la cultura, se añade el cambio en la distribución. ¿Cómo ve el fenómeno de las descargas?
Me parece legítimo que los creadores perciban derechos por sus obras, en particular cuando los proveedores de internet están cobrando a los usuarios para que puedan descargar el material. Que quien gestione esto sea la SGAE u otros, es algo en lo que no entro.
Un ejemplo en el encuentro de dos genios de la Ilustración
Desde hace más de un año, Josep María Flotats representa junto a Albert Triola El encuentro de Descartes con Pascal el joven, obra que incide en su interés por la época de la Ilustración francesa. "Se sabe poco de las cinco horas que pasaron juntos, un Descartes ya al final de sus días y un Pascal ya reconocido, pero que comenzaba su carrera. Me interesa que ambos tenían una visión totalmente distinta sobre las cosas, pero se buscaron para conocer cada uno la opinión del otro, para escuchar y responder. Es un ejemplo para reflexionar hoy, cuando da la sensación de que no hay diálogo, sino monólogos superpuestos", explica. La obra está actualmente en el teatro Infanta Isabel de Madrid, y seguirá luego gira por el resto de España.