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¿Eurosospechoso Blair?

Ciro, uno de los comentaristas de lujo de este blog, colgaba hace poco a Tony Blair la etiqueta de "eurosospechoso". José, otro comentarista de los que elevan la calidad del debate, se pregunta si los "inadaptados" a la Unión Europea no son los habitantes del otro lado del Canal de la Mancha, sino quienes ven un Caballo de Troya en cualquier británico que se acerca a Bruselas.

Las dos tesis se enfrentan en los pasillos comunitarios desde hace semanas. Y la pelea continuará hasta que se nombre o descarte a Tony Blair como primer presidente del Consejo Europeo.

El escocés cuenta con muchos activos para hacerse con el cargo. Es exprimer ministro, una condición que no aparece en el Tratado de Lisboa, pero que los 27 jefes de gobierno actuales quieren imponer de manera tácita. Tiene carisma, capacidad de liderazgo y es reconocido (para bien y para mal) en todo el planeta, lo que aportaría visibilidad a la UE, uno de los objetivos del nuevo puesto. Además, habla un inglés impoluto, como todos los británicos educados en Oxford.

Pero a esas condiciones generales, hay que añadirle un monumental pasivo en el terreno de la política comunitaria, que es en el que debería juzgarse su candidatura.

Durante los 10 años en Downing Street no cumplió su anunciado objetivo de acercar el Reino Unido a la Unión Europea. Blair mantuvo a su país fuera de la zona Euro y del espacio Schengen. Y su tesorero del reino, Gordon Brown, se inventó unos insuperables tests económicos para que nunca llegara el momento político de abandonar la libra esterlina.

En 2003, Blair no dudó en provocar un cisma en la Unión Europea al alinearse con Washington para invadir Irak. Y sólo dos años después, se enrocó en la defensa del indefendible cheque británico e impidió a la presidencia luxemburguesa cerrar un acuerdo sobre los presupuestos comunitarios para 2007-2014.

La negociación de esos presupuestos quizá resume bien lo que puede esperar la UE de Tony Blair. El entonces primer ministro británico defendió el recorte de gastos y el progresivo desmantelamiento de la política agrícola común (PAC) con la excusa de "modernizar" la UE. Quedó claro que su objetivo no era una UE más moderna, sino menos ambiciosa, cuando rechazó aumentar los recursos para otra política común tan avanzada como la de investigación.

Todo ello me lleva a concluir que la etiqueta de Eurosospechoso tal vez sea la más benévola que se puede conceder a alguien comoTony Blair.

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