Malabarismo político en la segunda fusión catalana
Cataluña se ha convertido en la única comunidad autónoma que protagoniza dos fusiones de cajas casi de forma simultánea.
Los consejos de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa se reúnen a primera hora de esta tarde para aprobar el inicio de negociaciones formales para su fusión. Una vez más, la integración persigue el aumento de su dimensión, la eficiencia y una mayor facilidad para acceder a los mercados de capitales. Pero en el fondo, las tres entidades han visto una oportunidad única de acceder a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada bancaria (FROB) para cerrar su excedente de oficinas en el actual contexto económico.
La entidad fusionada contará con una red que superará las 1.720 oficinas, de las que el 47% se concentran en la provincia de Barcelona, donde nacieron Caixa Catalunya y Manresa. Menos duplicidades existen en Tarragona, y escasas en Lérida y Gerona. Por eso, se había planteado de forma recurrente una integración entre las tres cajas de origen provincial (Catalunya, Tarragona y Girona), que además contaba con una complementariedad geográfica mayor de las sucursales.
Sin embargo, nadie se planteaba una fusión en Cataluña hasta mediados de junio pasado. Las recomendaciones de la Generalitat para que las nueve cajas locales (excluyendo a La Caixa) se fusionaran entre ellas para mantener los centros de decisión no acabaron de convencer.
Cada entidad se sentía cómoda en su feudo, a pesar del incremento de la morosidad y la caída de la rentabilidad. La aprobación de las ayudas públicas del FROB cambió radicalmente el escenario, abriendo los ojos a todos los gestores. Los matrimonios empezaron a fraguarse con cambios de pareja constantes, hasta que a finales de agosto se consolidó una primera fusión entre las cajas de Sabadell, Terrassa, Girona y Manlleu. Mientras, Caixa Catalunya encajaba el plantón de la entidad gerundense con paciencia, acudiendo a Caixa Manresa, una entidad afín por el modelo de gestión.
El actual director general de Caixa Catalunya, Adolf Todó, será el hombre fuerte de la fusión que eventualmente se aprueba esta tarde. Todó proviene de Caixa Manresa. Su cargo pastó a manos de Feliu Formosa, quien fuera puntal de su equipo en la entidad de la Cataluña central.
Fuentes de la negociación señalaron que esta tarde ya se habrán pactado el reparto de los órganos de Gobierno de la nueva caja, que será la cuarta en el conjunto español, con un volumen de activos de 82.700 millones de euros. Caixa Catalunya aportará 65.000 millones (un 78,5% del total), Tarragona 10.900 millones (13,2%) y Manresa 6.800 millones (8,3%).
A pesar de estos cálculos, la entidad tarraconense, controlada por la Diputación local en manos de CiU, ha forzado una negociación con la de Barcelona (PSC) para conseguir una representación del 25%. Así, Caixa Catalunya controlará el 55% de la nueva caja y Caixa Manresa se situaría en una horquilla de entre el 20% y el 25% de presencia en el consejo y la asamblea del nuevo grupo.
Y aquí han acabado las concesiones de Caixa Catalunya, que ha impuesto a Todó en la dirección y al controvertido Narcís Serra como presidente. El ex ministro mantendrá el cargo durante dos años. Las cajas de constitución pública reservan a la entidad fundadora (la Diputación) la potestad de designar al presidente. En este caso, Catalunya y Tarragona han pactado que a partir del segundo ejercicio el máximo responsable será designado de forma conjunta.
Falta por entender las ventajas que obtendrá en esta fusión Caixa Manresa, que ha encajado estoicamente las batallas entre CiU y PSC. Otro misterio es el destino de Caixa Penedés y Laietana, dos entidades sin pareja de baile.