Seguridad energética
A medida que la cita de Copenhague se aproxima, hemos de centrar nuestra atención no sólo en los objetivos de las reducciones de emisiones sino en cómo lograr dichas reducciones. Además de una mayor eficiencia energética, para conseguir que un acuerdo internacional pueda cumplirse de forma significativa es esencial aumentar el uso de las fuentes de energía renovables.
Las energías renovables no son la panacea contra los retos de la lucha contra el cambio climático y para fortalecer nuestra seguridad energética. Es poco probable que los recursos de hidrocarburos tradicionales sean sustituidos. No obstante, es condición imprescindible para reducir el agotamiento de estos combustibles fósiles tradicionales.
Las energías renovables son una opción ya disponible en casi todo el mundo y cada región tiene un ámbito mayor o menor de producción de energía solar, eólica, de hidrógeno o de biomasa. Nuestra tarea en el siglo XXI es conseguir las tecnologías necesarias para aprovechar estas fuentes energéticas de manera eficaz y a un coste razonable.
La UE fue el primer socio mundial en adoptar objetivos jurídicamente vinculantes respecto a la energía renovable, el ahorro energético y las reducciones de emisiones. Pero nuestro trabajo sólo tendrá un efecto apreciable si va acompañado de esfuerzos similares en otros lugares. La realidad es que nuestros propios objetivos sólo podrán lograrse con el desarrollo de un mercado internacional de energías renovables.
Por esta razón, la Comisión Europea se ha esforzado mucho durante los últimos años para establecer asociaciones sobre energía con nuestros vecinos del Mediterráneo y del Golfo. Muchos de nuestros socios disponen de recursos de hidrocarburos abundantes y por ello han dejado a un lado las fuentes de energía alternativas que podrían haber aprovechado, en particular, la energía solar.
Teniendo esto presente, el 9 de octubre acogeré en Bruselas una conferencia sobre energía renovable con socios del Mediterráneo y del Golfo, sobre la base de la actividad que ya hemos iniciado, por ejemplo, con el Plan Solar Mediterráneo y nuestra asociación con el Consejo de Cooperación del Golfo.
Las cuestiones principales para las que tenemos que encontrar una solución son cuatro:
- Incremento de la investigación y el desarrollo de energías renovables, en particular para la producción de electricidad ecológica, así como de las tecnologías asociadas.
- Desarrollo de la infraestructura eléctrica necesaria a niveles nacional, regional e interregional.
- Creación de un marco legislativo y normativo para las energías renovables, así como un terreno equitativo para el comercio de la electricidad ecológica.
- Instauración de una política regional común en el Mediterráneo y el Golfo con objetivos claros respecto a las energías renovables y, si procede, con mecanismos de apoyo financiero basados en el mercado interior de la UE.
La Unión ofrece a sus socios ayuda concreta para la creación de un mercado integrado de acuerdo con un marco común de políticas, legislación y regulación. Los conocimientos y la experiencia de la UE pueden ayudar a nuestros socios a aprovechar al máximo el enorme potencial de energía solar y eólica que poseen.
De esta manera podremos no sólo responder a su demanda de energía y a la nuestra, en constante aumento, sino además aportar ingresos suplementarios a las economías locales mediante la creación de puestos de trabajo en un sector económico nuevo y mediante las exportaciones de electricidad ecológica a la UE. Finalmente, juntos podremos garantizar a las generaciones futuras el mismo derecho a disfrutar de un suministro de energía estable y fiable del que nosotros hemos disfrutado.
Benita Ferrero-Waldner. Comisaria europea de Asuntos Exteriores