Su turno, Sr. Klaus
Sólo faltan la rúbrica del presidente checo, Vaclav Klaus, y del polaco, Lech Kaczynsky. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, acaba de pedir a ambos que rematen el procedimiento “lo antes posible”.
Kaczynski parece dispuesto a firmas tras el resultado del referéndum irlandés. Pero Klaus se ha buscado un subterfugio para retrasar aún más la firma. Un grupo de senadores cercanos al presidente ha planteado un recurso ante el Tribunal constitucional checo a pesar de que esa misma Corte ya ha reconocido la compatibilidad de Lisboa con la Carta Magna de ese país.
Por lealtad hacia el club donde se ha integrado voluntariamente, Praga debería poner fin a estas tácticas de filibusterismo y ratificar de una vez por todas el texto aceptado democráticamente por todos los socios comunitarios, incluida la República checa. Y Barroso ha recordado hoy a Klaus que fue elegido por el Parlamento checo (no por votación directa del pueblo checo) y ambas cámaras parlamentarias han ratificado Lisboa.
Quizá el nuevo Tratado sea una chusta como diría mi amigo F. Pero los anteriores tampoco eran una obra maestra y no han impedido 60 años de prosperidad y paz en la Unión Europea. Además, no parece que a Klaus le preocupe la bondad del Tratado sino únicamente sabotear una organización en la que ejerce de caballo de Troya. Él sabrá de quién, aunque ha dado algunas pistas. Desprecia al Parlamento europeo como si fuera un gulag soviético, pero no se le ha oído nunca criticar el paraíso caribeño de Guantánamo o el parque temático de Abuh Grahib. Compara a la UE con la Unión Soviética, pero todavía no se ha pronunciado sobre las cárceles secretas de la CIA que al parecer albergó su país durante el mandato de su aliado George W. Bush.
Asi que firme, Sr. Klaus, como es su obligación. Firme y déjenos en paz.
Foto. Guinness en un pub de Londres (B. dM., abril 09)