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Tribuna
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El sistema impositivo, una reflexión necesaria

Como es bien sabido por todos, incluso por aquellos que defienden lo contrario, la mejor opción para invertir la tendencia contractiva de la economía y crear empleo es establecer actuaciones que estimulen la demanda interna a través del consumo. Por ello, los Presupuestos Generales del Estado de 2010, si bien mantienen los incentivos fiscales para la reactivación y el sostenimiento de la actividad económica, deben poner más énfasis en la recuperación en términos de empleo, porque mientras persista la crisis del empleo, no se podrá hablar de recuperación económica.

Compartimos el objetivo primordial de los Presupuestos de 2010 con el gasto social (que aumenta un 3,4% en términos generales) y valoramos su compromiso con la protección por desempleo (a través de un incremento del 58%) y con la dependencia (cuyo presupuesto aumenta un 36%), pero el esfuerzo del Gobierno en relación a otros gastos sociales es claramente insuficiente, tanto como en la pretendida subida del Iprem en un 0,3%, como en políticas de pensiones, que aumenta un 2,1% en términos globales. También convendría revisar el gasto en políticas activas de empleo, ya que más de la mitad corresponden a bonificaciones por contratación, y aprovechar el debate parlamentario para establecer una nueva definición de estas políticas, de cara a solucionar una crisis de empleo de demanda y no de oferta.

Consideramos que es necesario incrementar el porcentaje de gasto en actuaciones productivas, fijado en un 6,3%, en coherencia con el cambio de modelo productivo al que aspiramos, especialmente en lo que afecta a las partidas de infraestructuras y de I+D+i. Sólo con el esfuerzo conjunto de las Administraciones y las empresas en innovación, en modernización de tecnologías, en formación, en la búsqueda de nuevos mercados basados en la mejora de la productividad y no en la competitividad a través de la reducción costes, y con un tejido empresarial capaz de modernizarse, será posible la recuperación económica y, por tanto, la recuperación del empleo.

Es evidente que con el objetivo de atender las políticas de gasto urgentes e imprescindibles derivadas de la actual coyuntura de la economía y del empleo, es necesario disponer, a corto plazo, de un sistema recaudatorio que permita mantener unos niveles de déficit público razonables. Pero no podemos estar de acuerdo con la modificación del IVA, tanto del tipo general como el reducido, ya que, además de ir contra la reactivación de la demanda, rompe el principio de progresividad del sistema y perjudica en mayor medida a los ciudadanos con menor renta. Y no hay que olvidar que un incremento de este gravamen puede derivar en una mayor evasión impositiva por parte de estas empresas y profesionales.

Asimismo, desde UGT consideramos claramente insuficiente el incremento del tipo de gravamen de las rentas del capital, a la vez que se sorprende por la ausencia de mención a fiscalidad de las Sicav, donde se refugian las grandes fortunas, porque las actuaciones en materia de política fiscal deben estar basadas en los principios de equidad y de redistribución de la renta, con el fin de lograr un mayor grado de justicia social distributiva. Para ello, es imprescindible modificar la base de contribuyentes de nuestro país, que son las clases medias, para que paguen más los que más tienen.

España no puede seguir permitiéndose el lujo de tener una presión fiscal del 33%, muy por debajo de la media europea, dados los retos económicos, sociales y de empleo que debe abordar. En este sentido, desde UGT creemos que debe ser prioritaria una reflexión del sistema impositivo de nuestro país, con el fin de llevar a cabo una reforma fiscal integral, con una revisión tanto de la imposición directa como de la indirecta, con criterios de suficiencia, equidad y progresividad, reforma que debe ir acompañada de una política coordinada con las comunidades autónomas y con el mayor consenso social posible.

Cándido Méndez. Secretario general de UGT

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