Dinero a manos llenas

Dice José Luis Cárpatos, colaborador de este periódico y creador de la web serenitymarkets.com, que nunca hay que ir en contra de la tendencia del mercado. Es una idea que repite incesantemente a sus lectores, porque así se lo ha demostrado su dilatada experiencia. Otra cosa es que uno esté de acuerdo con lo que hacen los mercados, o considere justificadas las subidas, que a estas alturas no es el caso de muchos analistas.

El Ibex 35 cierra trimestre con un alza del 20% y un repunte del 72% desde los mínimos de marzo; un comportamiento incomprensible, desde muchos puntos de vista, habida cuenta de que la situación económica global no es ni mucho menos boyante.

Los mercados vivieron un primer impulso motivado por la sobreventa que habían experimentado las cotizaciones, y un segundo momento, desde el mes de junio, en el que los manidos brotes verdes comenzaron a confirmarse y economías como la francesa y la alemana salieron de la recesión.

Pero no hay que pasar por alto que la subida de las Bolsas ha sido insana: demasiado intensa y demasiado rápida. Y que desde hace unos meses se está produciendo en paralelo con el precio de la deuda pública: un comportamiento poco habitual, si no bizarro en términos históricos.

La situación es la que es, aunque sea coyuntural: las economías están reaccionando a los planes de estímulo de gobiernos y bancos centrales; el dinero se regala y el mercado está inundado de liquidez. Con los tipos de interés en mínimos históricos, la letra del Tesoro no rinde y los inversores, que amasan dinero a manos llenas, están asumiendo riesgos y, hasta la fecha, se han visto recompensados.

Pero esto es como arrancar un coche sin batería. Queda por saber si la economía será capaz de funcionar por sí sola cuando se le retiren las pinzas. Y, si en el camino, no se habrá formado otra burbuja.