Fracasa el rescate de la marca Saturn de GM
La novedosa relación triangular que Roger Penske había ideado para sacar a flote la marca Saturn, una de las tres de las que se tiene que deshacer General Motors, ha fracasado. En un año, la marca será historia.
El ensamblaje se iba a adjudicar a otra compañía que tomaría esa responsabilidad en dos años cuando GM se retirara efectivamente de la fabricación de los automóviles de esta marca americana. El problema es que las negociaciones con Renault, la empresa que Penske quería que se hiciera cargo de la fabricación, no ha aceptado la oferta. Penske dio por cerradas las conversaciones con Carlos Gohsn, responsable de Renault, pocas horas después de que el consejo de GM aprobara la venta a este empresario.
Ahora, y a falta de una "opción B" con respecto al fabricante, lo único que le queda a GM es añadir el nombre de Saturn al de Pontiac, una marca que se cerrará sin más en octubre de 2010.
La empresa, dirigida por Fritz Henderson, ha sido obligada por el Gobierno de EE UU, quien le ha facilitado financiación para salir de la quiebra y seguir operando, a deshacerse de las marcas con escasa rentabilidad y Pontiac, Saturn y Hummer (cuyas negociaciones de venta continúan) ha generado pérdidas multimillonarias en los últimos años. Consciente de lo caro que es un cierre, algo que vivió con la marca Oldsmobile, GM ha preferido buscar una salida a través de la venta de esta su marca más joven pero también la más descuidada en materia de inversiones de toda su estructura.
El desenlace de esta negociación ha sorprendido a los concesionarios, al Tesoro y a la propia GM. Se teme que este cierre se cobre unos 13.000 empleos en un sector ya muy golpeado por la crisis.