El carbón autóctono es autosuficiencia energética
El carbón español está regulado desde 1989 por sucesivos planes de reordenación, bajo el amparo de la UE, que han posibilitado que hoy contemos con una minería moderna que mejora año a año sus ratios de eficiencia y con planes de futuro basados en importantes inversiones para garantizar su continuidad durante los próximos 20 años y así garantizar al acceso a la necesaria reserva estratégica de carbón autóctono. En concreto, el Plan del Carbón vigente 2006-2012 es fruto del consenso entre Administración central, sindicatos y empresas mineras, que contempla paralelamente actuaciones encaminadas a la revitalización de las comarcas mineras para buscar alternativas económicas al monocultivo del carbón.
El sostenimiento de la minería del carbón en España responde fundamentalmente a dos cuestiones claves. Por una parte, el carácter estratégico de nuestro carbón en medio de una cada vez mayor dependencia energética del país en el aprovisionamiento de materias primas energéticas, que ya supera el 80% de nuestras necesidades, lo que ha conllevado la creación de un reglamento europeo que posibilita la consolidación de una reserva estratégica de carbón para fortalecer la autosuficiencia energética. Y, por otra parte, el impacto social y regional, donde amplias zonas del país dependen exclusivamente para subsistir de esta actividad y se encuentran con serias dificultades para disponer de un tejido económico alternativo como consecuencia de una ubicación geográfica alejada y poco atractiva para desarrollar nuevos nichos de riqueza.
Las ayudas que recibe el sector para su viabilidad -que cada año se reducen considerablemente y al día de hoy son de una cuantía más que asumible y mucho menores que las que reciben otros sectores- no resultan onerosas al Estado ya que son devueltas con creces a las propias arcas públicas y a la sociedad a través de las cargas fiscales y coberturas sociales que soporta esta actividad, amén de las rentas salariales, compras de bienes y servicios, y su enorme capacidad de arrastre hacia otras ramas de actividad.
Estudios universitarios en términos de economía aplicada vienen a certificar que un empleo directo en minería soporta otros tres empleos de manera indirecta e inducida. Es decir, que de los más de 7.000 trabajadores que ocupa el sector en España dependen otros 21.000 puestos de trabajo en el ámbito territorial donde están las explotaciones mineras. Por tanto, estamos ante un sector clave en la economía de amplias zonas de León, Asturias, Teruel o Ciudad Real, con el agravante de que son territorios con una economía muy por debajo de la media nacional en términos de riqueza.
Hablar de que el carbón contamina sin mencionar los ambiciosos proyectos tecnológicos puestos en marcha con el apoyo financiero de la UE para hacer un uso limpio del mismo es un hecho claro de información sesgada y perversa. Europa, al igual que otros países desarrollados, está apoyando económicamente 12 proyectos pioneros para conseguir la combustión del carbón con nulas emisiones de CO2 a través de su captura y posterior almacenamiento seguro. Uno de estos proyectos se desarrolla en Ponferrada (León) mediante un convenio entre la Fundación Ciudad de la Energía (de carácter público) y la compañía Endesa. Sin olvidar la adaptación del parque térmico español con dispositivos anticontaminantes.
Algunas informaciones también se ceban con el precio del carbón español que este año y de manera excepcional es más caro que el de importación en la generación eléctrica como consecuencia de la crisis y el descenso del consumo energético. Pero obvian que, desde que se liberalizaron los combustibles en el mercado de la generación eléctrica en 1997, las empresas eléctricas han estado comprando el carbón nacional a un precio sustancialmente más barato que el de importación.
Por ello, el carbón nacional debe contribuir en el mix energético, donde caben todas las fuentes. La política energética es una cuestión de Estado que nunca debe dejarse al arbitrio de algunas compañías eléctricas que sólo planifican en clave de negocio a corto plazo y nada consecuentes con las tensiones geopolíticas que asisten, por ejemplo, a los pocos países que suministran gas natural, producto estrella de determinadas eléctricas que quiere acaparar la parte de la tarta energética que atiende el carbón nacional.
Victorino Alonso García. Presidente de Carbunión