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El gasto
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Presupuestos austeros, pero sociales

La estructura del gasto en los Presupuestos de los últimos cinco años ha sido muy pareja. La necesidad de cubrir una brecha entre las prestaciones sociales en sentido amplio que tenemos en España y las que disfrutan nuestros vecinos europeos es un objetivo inaplazable. Es en las prioridades del gasto, y no en la imposición, donde se puede llevar a cabo la redistribución de la renta y riqueza para afrontar el cambio de modelo productivo y en alcanzar un Estado del bienestar acorde con nuestra posición en el mundo.

Esta disquisición entre la progresividad de la imposición, surgida a raíz del anuncio de la subida impositiva, choca contra la lógica económica de que debe ser el gasto el que permita la redistribución de la renta y la riqueza. El colmo del absurdo se ha dado con la tasa de basuras en Madrid que se le ha querido dar un carácter progresivo, al gravar no la generación de residuos, sino el valor catastral de las viviendas, algo que también hacen otros ayuntamientos de ambos signos políticos.

Con este argumento, estos Presupuestos cumplen tres premisas por el lado del gasto. La primera es que más del 50% del total se destina a gasto social. Destacan las partidas de dependencia, con un incremento del 36% en este año, los complementos de mínimos de las pensiones, un 12%, y como no podía ser de otra forma, el gasto por desempleo, un 57%, incluyéndose aquí el montante recientemente aprobado para los parados que han agotado la prestación. El montante de las pensiones subirá un 2,1% en 2010.

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El resto de partidas, educación, I+D+i, justicia e infraestructuras vuelven a señalizar cuáles son las prioridades, es decir, el fortalecimiento del gasto productivo en capital físico y humano, algo que deberá ser complementado por las comunidades autónomas, verdaderas artífices de la política social. En este sentido, sí conviene detallar y poner de manifiesto que no todas han puesto el mismo énfasis en estos aspectos, especialmente sanidad y educación. El caso de la sanidad, particularmente en Madrid o Valencia, es paradigmático. Desde que se transfirieron las competencias, con un déficit inicial de financiación muy importante en el caso de Madrid, la calidad asistencial ha disminuido, como lo muestra el Euro Health Consumer Index, (EHCI de 2009), que revela que España ha caído por debajo del puesto 20.

Estos Presupuestos, por tanto, marcan una pauta en materia de gasto que debe ser acompañada por un incremento de ingresos, para paliar el déficit público del Estado, que alcanzará un 5,4% del PIB. También ayudará a paliar el de las comunidades autónomas (un 2,5%) y corporaciones locales (1,5%), donde una vez más Madrid lidera el endeudamiento (la capital de España aporta el 26% del total de endeudamiento de todos los ayuntamientos del Estado). Las políticas de gasto social no pueden verse afectadas en un momento como el actual, pues redundaría en una progresiva desestructuración social que no beneficia a nadie.

En suma, estos Presupuestos mantienen el gasto social, se han quedado cortos en materia de reforma fiscal, apoyan el cambio de modelo productivo y rezuman aires socialdemócratas.

Concejal del Ayuntamiento de Madrid y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles

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