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Elecciones

Merkel logra su objetivo de poder formar gobierno con los liberales

Los conservadores de Angela Merkel se impusieron ayer en las elecciones generales de Alemania, una cita que deparó a los socialistas el peor porcentaje de voto desde la Segunda Guerra Mundial. El resultado pone fin a cuatro años de gran coalición y permitirá a la canciller dar un giro a la derecha con los liberales como aliados.

Merkel saluda a los votantes durante su última campaña electoral
Merkel saluda a los votantes durante su última campaña electoral

El vicecanciller y candidato del SPD, Frank-Walter Steinmeier, admitió la "amarga derrota" de los socialistas hacia las 18.30, sólo media hora después de que cerrasen los colegios electorales y de que los primeros sondeos concediesen a su partido el 23% de los votos. Hacia las siete de la tarde, la canciller y candidata de la CDU-CSU, Angela Merkel, se proclamaba vencedora con el 33,8% de los votos, según los resultados provisionales y prometía un gobierno moderadamente centrista.

El electorado alemán, sin embargo, parece haber huido de las posiciones centristas, tras una legislatura dominada por el consenso entre la CDU-CSU y el SPD. Los dos grandes partidos han sufrido un considerable retroceso (para los conservadores, el segundo peor resultado desde el final de la Segunda Guerra Mundial), en beneficio, respectivamente, de los liberales del FDP y de la extrema izquierda de Die Linke.

La principal ganadora de esa fuga de votos hacia los extremos ha sido Angela Merkel, que ha logrado su objetivo de librarse del SPD y colocarse en condiciones de formar gobierno con los liberales, que rozan el 15% de los votos.

La nueva colación permitirá a Merkel, previsiblemente, llevar a cabo los importantes recortes de impuestos (valorados en 15.000 millones de euros) anunciados durante la campaña. Y tal vez, recuperar la agenda liberal que presentó en las elecciones de 2005 y a la que tuvo que renunciar por su empate técnico con los socialistas, con un previsible programa de privatizaciones (como la compañía ferroviaria Deutsche Bahn) y una relajación de la normativa laboral.

La crisis financiera, sin embargo, ha llevado a su partido a moderar el discurso en un país que espera cerrar este año con una caída del PIB del 5,1% y que en 2010 la tasa de paro alcance el 10,4% (desde el 7,3% del año pasado) y que el déficit público se dispare hasta el 5,9% (casi el doble del 3% previsto en el Pacto de Estabilidad de la UE).

Merkel reconoció ayer el reto y se mostró dispuesta a ser "la canciller de todos los alemanes, porque este país está en crisis". Pero se mostró convencida de que el nuevo equilibrio político "es bueno" porque permitirá "una mayoría estable, con un nuevo Gobierno formado por la CDU y el FDP".

Los dos partidos, según los resultados preliminares, cuentan con un porcentaje de votos (48,3%) superior al 46,5% que sumarían las fuerzas del SPD, Die Linke y unos Verdes que, con el 10%, se han quedado como quinta y última fuerza política del país, por detrás de los izquierdistas del antiguo ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine.

Recuperación

La recuperación económica ocupará el primer lugar en la agenda de la nueva coalición a nivel interno pero también en el terreno comunitario. La presencia de liberales en el Gobierno marcará la actitud de Berlín en el inminente debate en el seno de la UE sobre la retirada o no de los estímulos fiscales acordados el año pasado para frenar la recesión económica.

Bruselas quiere una salida gradual y coordinada, para que los países menos castigados, entre los que figura Alemania, mantengan el soporte a la demanda en beneficio del conjunto de la zona Euro y de la UE. El ministro de finanzas saliente, el socialista Peer Steinbruck, era partidario de retomar la disciplina fiscal lo antes posible.

Al nuevo Gobierno también le tocará negociar con el resto de socios y, en particular, con Francia, la renovación de la cúpula del Banco Central Europeo cuando el actual presidente, Jean-Claude Trichet, deje el cargo a mediados de 2011.

Opel y la CE esperan al nuevo Ejecutivo

El desenlace de las elecciones generales alemanas tendrá importantes repercusiones en la vida política, económica y diplomática de todo el continente. En Bruselas, varios expedientes de crucial importancia estaban a la espera de que en Alemania se aclare el horizonte político tras cuatro años de forzada convivencia entre los dos principales partidos del país.El más urgente es el relativo a Opel, cuyo plan de rescate enfrenta a Berlín con la Comisión Europea y con los países, como España, afectados por el recorte de plantilla en el fabricante de automóviles.El cierre de urnas en Alemania también marca el inicio de las negociaciones para formar la nueva Comisión Europea. El derrotado Frank Walter Steinmeier suena como candidato a ocupar la nueva vicepresidencia encargada de dirigir la diplomacia comunitaria.

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