De Cudillero a Castropol, entre el azul y el verde norte
La zona, ideal para los amantes del surf, ofrece playas excelentes.
La mejor forma de hacer este recorrido es seguir la serpenteante carretera que atraviesa la costa asturiana de punta a punta. Este recorrido parte de Cudillero, uno de los pueblos más bonitos del norte de España. Hacia el oeste, se abre la Concha de Artedo, una ensenada natural donde dicen que fondeaban submarinos alemanes en las guerras mundiales.
En este punto, no deje de acercarse al cabo Vidio y su faro. Aquí, podrá disfrutar de una de las playas más bellas y recónditas de Asturias, la del Silencio, una concha abrigada ante la que se descubren pequeños islotes frecuentados por submarinistas y pescadores.
Esta zona también es un lugar idóneo para los amantes del surf. Eso sí, antes de llegar a ella uno debe saber que el acceso presenta alguna que otra incomodidad, sobre todo, por el fuerte desnivel que hay que salvar.
La carretera, que es algo incómoda y antigua, continúa dirección Luarca y pasados unos kilómetros, el viajero tiene ante sus ojos otra de las playas más exóticas del norte de España, la playa de Barayo, el corazón de una reserva natural de alto valor ecológico donde el río da sus últimas revueltas antes de entregarse al mar. Es ventosa y rectilínea, de arenas finas y blancas, delimitada por importantes y profundos acantilados y poblada por una variada cubierta vegetal y arenosa, con un hábitat casi vírgen de numerosas especies de aves.
El punto y final de la ruta lo pone la comarca de Castropol. En su término se encuentran tres estupendas playas: la de Penarronda, la de Arnao y la de Figueras, pero es la primera la de mayor valor por su delicado sistema de dunas eólicas.
El largo arenal, de unos 600 metros de longitud, se abre entre acantilados y es el enorme islote redondeado de a pedra Castelo el que le otorga personalidad. Una ruta para disfrutar.
En marcha
CASTROPOL. Además de las bonitas e interminables playas, en este municipio se puede disfrutar de lugares como la hermosa y poco bulliciosa villa de Castropol, balcón privilegiado sobre la ría del Eo al asentarse en una colina. También hay una inmensa variedad de iglesias y palacios en este municipio asturiano.CUDILLERO. Cudillero se ha convertido en los últimos años en un destino turístico elegido por miles de visitantes que se acercan al Principado de Asturias. La singularidad de su villa capital, con sus casas colgadas de la ladera, y el azul de la mar mezclándose con el verde de las montañas es insustituible.CABRANES. Entre las numerosas capillas existentes en el concejo, destacan la de San Antonio en Fresno y la de Veneros. Asímismo, se conservan ermitas como la de San Roque (Arriondo), Santo Toribio (Carabaño), San Diego (La Torre), La Magdalena (Villanueva), el Santo Ángel de la Guarda (Grandeño) y Santa Ana (Madiedo).IBIAS. Posee un gran patrimonio cultural y artístico: restos de señoríos jurisdiccionales se aprecian no sólo en el patrimonio de carácter civil (torres, palacios, escudos), sino también en el religioso, debido a los derechos de patronato que ostentaron y a la labor de mecenazgo que ejerció alguno de estos señores. No olvidar ir a Gozón.
Un alto en el camino
PARA COMER. Restaurante Mariño (985 59 01 06). Hace 45 años comenzó la andadura de Casa Mariño y desde entonces su calidad se han mantenido constante. El curadillo es el plato emblemático de la zona.La Casona del Piño (985 95 15 12) Para celebrar la fiesta de la Amuravela, lo mejor es disfrutar del mejor marisco de la costa en este restaurante. Su especialidad es el pixín mariscado (rape asado con bogavante).Los Arcos (985 59 00 86) Se encuentra situado en pleno casco histórico artístico de Cudillero. Entre sus numerosos platos cabe destacar las parrilladas de pescado y marisco del cantabrico y la caldereta (pescado y marisco).PARA DORMIR. Palacete de Penalbas Calle Granda s/n, 33794 Figueras (Castropol). Dentro de un marco incomparable se encuentran estos dos bonitos palacetes sobre una ría, rodeado de jardines inmensos.Casona Trabaledo Vegadeo, España. Se trata de una vieja masía reformada que logra guardar esos encantos antiguos en un ambiente relajado.