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Los salarios de los banqueros

Nuño Rodrigo - 23/09/2009

Es malo cobrar demasiado? Buena parte de los titulares que salgan del G-20 pivotará sobre la conveniencia o no, sobre la posibilidad o no, de regular los salarios de los ejecutivos. El planteamiento de esta posibilidad es una seña de hasta qué punto han cambiado los tiempos. Hace dos años, sería un anatema. Hoy hay elementos teóricos y empíricos que respaldan esta opción.

Cualquiera que tenga un amigo o familiar con responsabilidades en la red comercial de la banca sabe hasta qué punto se apretaban las tuercas para conseguir los objetivos mensuales. Fuesen de hipotecas, tarjetas o nóminas, daba igual, había que llegar a la cifra mágica. Obviamente, la consecuencia de esta presión sobre la red comercial es una asignación errónea de los recursos. En otras palabras, la mora de las entidades financieras no brota del subsuelo; es fruto de decisiones donde el rendimiento y el riesgo no se ponderan bien, y los famosos bonus son un factor que sesga esta toma de decisiones.

No pasaría nada si los bancos y cajas fuesen empresas como las que fabrican tornillos. En estos casos, los errores en la gestión los pagan los accionistas y acreedores. Pero en el caso de los bancos -sobre todo de los grandes- la mala gestión provoca severísimas pérdidas a muchos otros agentes económicos, como esta crisis se encarga cada día de hacernos ver. En este sentido, hay motivos para regular el salario de los banqueros y evitar que se incentive una toma de riesgos excesiva.

Pero también hay motivos para pensar que, al final, lo relevante es la estabilidad del sistema financiero. Una nueva regulación de los salarios sin una regulación eficaz del sistema en su conjunto no haría buena la reunión del G-20. En noviembre y en abril se decidió que se reformaría el sistema financiero cuando se estabilizase. Sobra decir que ahora que está estabilizado, se ven con malos ojos las intromisiones. nrodrigo@cincodias.es

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