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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una estrategia salarial responsable

Los sindicatos plantean ahora la necesidad de un acuerdo retributivo para tres años, tras haberse inhibido, al igual que la patronal, de tal responsabilidad cuando la crisis azotaba con más virulencia a los trabajadores, cuando un millón de asalariados han perdido el trabajo. Merece una oportunidad este planteamiento sensato, tras haber ensayado la política equivocada practicada durante más de un año, tras el que la sociedad económica, especialmente los trabajadores por cuenta ajena, empezaba a preguntarse qué papel querían desarrollar los sindicatos en esta crisis y cuál iba a ser su aportación para recuperar los niveles de riqueza del país.

Tras el fracaso de la negociación de un pacto social en julio que se antojaba desequilibrado, en el que tanto centrales sindicales como patronal se aprestaban a cuantificar qué prebendas arrancarían al Estado, mientras la ciudadanía se pregunta qué ponen a cambio, la luz se ha encendido en sus despachos y buscan ahora cómo pactar una salida a la crisis con los menores costes posibles.

Abiertamente quieren, al menos así lo ha expresado Comisiones Obreras, el primer sindicato del país, un pacto salarial a tres años, de enero de 2010 a diciembre de 2012, en el que se concentren ahora los sacrificios y se recupere la compensación cuando la crisis haya remitido. Pero la contribución no debe estar sólo en la forma, sino también en el contenido. La política salarial debe ser, como lo ha sido en el pasado, una de las principales palancas del crecimiento económico y de la generación de empleo, que, como los sindicalistas inteligentes saben, es la mejor fórmula de redistribución de renta y el más sólido de los pilares de toda política social.

Por tanto, lejos de pensar que lo peor de la crisis queda atrás, cosa harto discutible en términos de empleo, los avances de las rentas salariales deben seguir siendo moderados, sin olvidar que tal cosa en el actual contexto de actividad empresarial y comportamiento de las variables macroeconómicas (debilidad de la demanda doméstica, desinflación, pérdida masiva de empleo) significa prácticamente una congelación nominal de las retribuciones. Esa es la mejor defensa que se puede hacer del empleo existente y la manera más sólida de alentar el de nueva creación.

Los problemas de las empresas siguen siendo de costes por la presión de unas ventas bajo mínimos. Por tanto, ese es el norte que debe guiar la negociación salarial para no perder empleo adicional. Si por mantener una supuesta política salarial expansiva que reanime la demanda y que sirva a la vez de antídoto y compensación a las subidas de impuestos, prosigue el ajuste del empleo más allá de lo razonable, sindicatos y patronal habrán explorado la vía equivocada para salir de la recesión, prolongándola, y habrá más víctimas entre el colectivo al que se pretende defender.

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