Normalización financiera
El Fondo Monetario Internacional (FMI) solicitará a los Gobiernos en su informe de estabilidad financiera de octubre mensajes claros sobre las medidas que abordarán para retirar las ingentes ayudas públicas que han destinado este último año a sus sistemas bancarios. No se trata tanto de fijar cuándo van a salir del capital de las sociedades a las que han socorrido, sino cómo. Las medidas extraordinarias han jugado indudablemente un papel prioritario en la solución de la crisis. Es algo tan seguro como que deben desaparecer cuando haya certeza de que ya no son imprescindibles.
El organismo multilateral acierta al pedir una planificación que evite sorpresas a los mercados y les vaya preparando sobre los pasos a dar en el futuro. Pero también atina al solicitar que se establezca de forma coordinada entre los países que se han prodigado en sustentar a sus bancos. Con ello se podrá evitar que algunas entidades sufran agravios frente a sus competidores extranjeros beneficiados por decisiones políticas. La banca española ya denunció la desventaja que suponía que bancos con apoyo público emplearan tales fondos para captar depósitos con ofertas extraordinariamente agresivas. No sería bueno volver a caer en el mismo error.