PP y PSOE no pueden eludir el diálogo
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, se reunió ayer con el responsable del área económica del PP, Cristóbal Montoro, para tantear la disposición de su partido a firmar un pacto sobre energía. Junto con la educación, son los dos grandes temas que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ofreció pactar con la oposición para salir de la recesión. De momento, los populares han rechazado negociar hasta que el Gobierno no cambie su política económica, lo que arroja dudas sobre la posibilidad de que los pactos lleguen a buen puerto. Este fracaso supondría una irresponsabilidad política que el conjunto de la sociedad no comprenderá fácilmente. Porque es evidente que si se demuestra voluntad negociadora por ambas partes nada debe impedir alcanzar firmas en los dos pactos propuestos.
La transcendencia de ambas materias justifican la necesidad de pactos de Estado. La energía tiene un carácter estratégico en la competitividad de las empresas y ya se ha demorado demasiado la aprobación del modelo que debe abastecer a los españoles en los próximos 30 años. Y nada mejor que acometerlo con un acuerdo que garantice estabilidad a tan largo plazo. Sin embargo, no se puede afrontar un debate mínimamente serio desde posiciones estereotipadas, como en el caso de la energía nuclear. Por eso, hay que analizar fríamente la viabilidad económica de este tipo de energía y, por supuesto, su seguridad. Y todo apunta a que el Ejecutivo la rechaza sobre una argumentación netamente ideológica.
Pero si el pacto es imperioso en la energía, más lo es en la educación por tratarse de una competencia transferida que se administra por Gobiernos tanto populares como socialistas. Y por complejo que se avecine el acuerdo, es innegable su necesidad ante la fuerte degradación que viene padeciendo en los últimos años, con altos niveles de abandono escolar y bajos niveles de conocimiento de los alumnos en todos los estratos formativos.
PP y PSOE están obligados a entenderse en éstas y otras materias imprescindibles para dotar a la economía de mayor competitividad. Cada vez son más las voces que les demandan grandeza de miras y responsabilidad para que se anteponga el bien común sobre los intereses partidistas. El presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, lanzó ayer un aldabonazo en esta dirección, resaltando que la situación actual excede en gravedad a las anteriores, lo que exige acuerdos entre las fuerzas políticas y también entre los agentes sociales. Incluso llegó a decir que si no se alcanzan estos acuerdos sería conveniente adelantar las elecciones. Algo que nadie hasta ahora se había atrevido a pronunciar en voz alta. Pero antes, todos, Gobierno, oposición y agentes sociales deben aportar un plus de responsabilidad y sentarse a negociar con honradez y no de cara a la galería.