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Tribuna
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Ben Bernanke, una apuesta sólida

El martes, desde Martha's Vineyard, Obama confirmó a Ben Bernanke al frente de la Fed. Nombrado presidente del ente supervisor estadounidense en febrero de 2006 y su mandato actual había de finalizar o renovarse el 31 de enero de 2010. La confirmación de su permanencia más allá de esta fecha no es solo una noticia esperada sino una noticia importante. En el mundo académico, en el entorno empresarial, en el ámbito económico y financiero y, en definitiva, en lo que los economistas denominamos "la profesión", Bernanke es una figura reconocida y respetada.

Sin embargo, el destino le ha puesto delante una difícil prueba, una crisis financiera de grandes dimensiones que tiene su origen en Estados Unidos. Curiosidad o no, la tesis doctoral del presidente de la Fed versó sobre la Gran Depresión de los años 30 y a Bernanke se le consideraba ya desde hace tiempo uno de los mayores expertos mundiales en economía monetaria. ¿Qué evaluación puede hacerse de su actuación al frente de la Fed desde la irrupción de la crisis?

Como punto de partida, es preciso recordar que ésta es la "madre de todas las crisis" por el amplio conjunto de factores que concurren. Como el propio Obama ha señalado, más que "tomar decisiones" se tienen que "seguir pasos firmes y sacrificios necesarios". Ante la crisis, Bernanke ha adoptado una de las posturas más apasionantes e inéditas, arbitrando todos los mecanismos posibles para inyectar liquidez al sector bancario y llevando los tipos de interés virtualmente a cero.

Esta apuesta ha sido criticada, entre otros, por algunos miembros del Congreso de EE UU, quienes opinan que los costes en términos de inflación serán elevados. Sin embargo, nadie mejor que el actual presidente de la Fed para conocer los riesgos de la inflación y cómo abordar su contención a largo plazo. No en vano, el peligro que se divisaba era el contrario, la deflación. Precisamente, desde hace tiempo Bernanke es conocido como Helicopter Ben. Así se le llamó tras bromear con la posibilidad de lanzar dinero desde un helicóptero para atajar procesos deflacionarios.

Lo que es indudable es que esta inyección de liquidez ha funcionado hasta ahora y gran parte de la incertidumbre que se cernía sobre el sector bancario se está disipando. Bernanke ha tenido también un papel destacado en los episodios de intervención y rescate de las entidades bancarias norteamericanas. En este punto hay críticos, quienes atribuyen a Bernanke parte de la responsabilidad en la caída de Lehman Brothers. En cualquier caso, la crisis financiera fue resultado de muchos excesos que prácticamente ningún economista pudo ver y, en el caso de Lehman, las circunstancias probablemente no permitieron mucho margen de acción. Bernanke salió airoso tras los complicados meses de septiembre y octubre de 2008 y en el conjunto de su etapa como presidente de la Fed hay muchas más luces que sombras.

Finalmente, en cuanto a los retos futuros, Bernanke está llamado a ser uno de los principales protagonistas para afrontar la reforma del sistema financiero, incluyendo cuestiones como el control y canalización de la información, la prevención de prácticas bancarias de riesgo y la reconstrucción de la reputación del conjunto del sistema. Bernanke ya venia defendiendo desde mucho antes de la crisis, como miembro de la Junta de Gobernadores de la Fed, la necesidad de definir mejor las reglas con las que actúan los bancos centrales para su adecuada comprensión por parte de todos los agentes económicos.

La intención de Obama de dotar de mayores poderes de decisión a la Fed en estos ámbitos aumentaría la responsabilidad de Bernanke y podría abrir una puerta a la esperanza de que el sector bancario se rija por reglas éticas y normas de actuación más definidas, exigentes y comprensibles para todos. En términos prácticos, equivale a convencer a muchos ahorradores en todo el mundo que liberalización y fraude no deben ir unidos si el control es efectivo. æpermil;sta es una clave fundamental para el devenir del sistema financiero. Como defiende Bernanke, la función de supervisión bancaria no puede separarse de la de protección del consumidor… porque esa separación es el inicio de la oscuridad.

Santiago Carbó. Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y consultor del Banco de la Reserva Federal de Chicago

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