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Pequeños gigantes | Aertec

Una ingeniería de altos vuelos

En poco más de una década, Aertec se ha hecho un hueco dentro del sector aeronáutico combinando arrojo y tesón.

Peter Drucker (1909-2005), el gurú de la gestión en las organizaciones, dictaminó que "donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente". En Aertec, la audacia es cosa de dos: Antonio Gómez-Guillamón y Vicente Padilla. Dos primos que una vez tomaron una decisión valiente.

Curiosamente, el atrevimiento no consistió tanto en abandonar el confort de un puesto en una multinacional y fundar, en 1997, una ingeniería y consultora aeronáutica made in Spain -"siempre buscamos crear nuestro negocio", admite el director general, Gómez-Guillamón-, sino en el lugar elegido para hacerlo. "Cuando arrancamos el proyecto hablamos con mucha gente y nadie nos aconsejó Málaga", recuerda. Quien remacha: "Pero nosotros creíamos que existían una serie de razones para instalarnos allí".

Ciertamente, así era. Por aquel entonces, el Parque Tecnológico de Andalucía (ubicado en la ciudad desde su origen, en 1988) "empujaba fuerte" y el aeropuerto internacional (ocho kilómetros al suroeste de la capital) "contemplaba un plan de desarrollo muy ambicioso". Para una compañía con ánimo de especializarse en la planificación de infraestructuras aeroportuarias, caben pocos escenarios más deseables. "Si echamos la vista atrás, estamos convencidos de que la clave de que nos haya ido bien fue apostar por una zona con potencial, en vez de por otra más madura".

Este riesgo tan estudiado simboliza justamente cómo Aertec ha ido creciendo y aprovechando las oportunidades: aventurándose, pero con mucha cabeza. Y salvando alguna que otra decepción menor, como el encargo con el que Gómez-Guillamón y Padilla debutaron bajo una rúbrica propia. Muy temprano, irrecusable para una empresa humilde que comienza, pero nada relacionado con la aeronáutica: una telecabina en Benalmádena.

La misión para la que había nacido era otra sin embargo, y un año después de empezar a rodar, Aertec firmó un contrato con el aeropuerto de Málaga, su primer lazo comercial con AENA. El trabajo -"muy sencillo", según Gómez-Guillamón- consistía en reformar la señalización de las instalaciones, y para ganar el concurso se estableció una alianza con una ingeniería francesa, "experta en señalizar centros de transporte". "Ellos aportaban el conocimiento y la metodología, para que luego nosotros los desarrolláramos sobre un aeropuerto. El terreno en el que estamos enfocados", explica el director general.

Los acuerdos estratégicos con otras firmas han marcado la trayectoria de Aertec, sobre todo en su expansión exterior. De hecho, en 2001, una joint venture constituida con Burksgreen le permitió obtener un contrato en el aeropuerto de Luton (Londres), el primero de índole internacional. "Me acuerdo perfectamente de la fecha, porque el proyecto se canceló después del atentado contra las Torres Gemelas".

El aeródromo británico resulta fundamental para el tráfico transatlántico. El cometido del que debía ocuparse Aertec se basaba en la extensión de las instalaciones, "pero tras el 11-S, el tránsito entre continentes se vino abajo". Cobraron los honorarios pero, según el propio Gómez-Guillamón, la repentina paralización dejó en su equipo "un sabor agridulce". Aquel traspié cimentó, no obstante, lo que se convertiría en un matrimonio feliz: "Aunque el proyecto no concluyó, esa unión con Burksgreen dio muchos frutos con posterioridad".

Finalmente, en 2003, Aertec se resarciría con otro encomendado fuera de las fronteras patrias -en Birmingham (Reino Unido)-, que sí pudo materializar. Actualmente, la empresa cuenta en su currículum con planes -realizados y en curso- en 25 aeropuertos españoles y 20 foráneos, de Marruecos, Reino Unido, Irlanda y Bolivia. La lista de clientes se completa con otros tantos operadores industriales, promotores inmobiliarios, empresas e instituciones públicas de todo el mundo que han recurrido a los servicios de consultoría y arquitectura de Aertec en alguna de las tres áreas que abarca hoy día: aeropuertos, industria aeronáutica y edificación de infraestructuras "con un fuerte corte tecnológico", la línea más joven.

La presente estructura es producto de un modelo de "desarrollo vertical", que ha colocado a la empresa malagueña como referente del sector. El futuro pasa por "mantener la posición en España" y "continuar esforzándonos en la internacionalización", dice Gómez-Guillamón. El directivo detalla que la conquista exterior "siempre ha sido una obsesión". Desde aquella primera decisión valiente, a la que siguieron tantas otras.

Datos básicos

Aertec cerró 2008 con una facturación de más de 9 millones de euros -un 5% de los cuales fueron invertidos en I+D-. Para 2009, las previsiones apuntan un incremento de este monto hasta los 12 millones de euros, según anuncia el director general, Antonio Gómez-Guillamón (en la fotografía).¿Acaso no les toca el brete económico? "La crisis en el sector aeronáutico no es tan coyuntural como en la construcción; va con cierto desfase, puesto que los pedidos son gestionados con años de antelación", matiza el ingeniero. "A Aertec le afecta en la línea de edificación de infraestructuras; en aeropuertos, hemos podido compensar con más proyectos en el mapa internacional, y en el área de industria aeronáutica, teníamos una cuota pequeña de participación, con lo cual había mucho recorrido". ¿Y de cara a 2010? "Yo le tengo más miedo", zanja Gómez-Guillamón.No obstante, la empresa cuenta con puntales para capear el posible temporal. Tiene oficinas en Málaga, Sevilla, Madrid, Barcelona y Amman (Jordania), y una plantilla de más de 185 personas. De ellos, el 85% son titulados universitarios. "El talento aporta un mayor índice de valor añadido y productividad. Y eso te ayuda a competir. Para nosotros, las personas han sido fundamentales desde el principio".

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