_
_
_
_
Pequeños gigantes | Grupo Osés

Los líderes en el chip identificador

El grupo Osés es un ejemplo de cómo una pyme fundada al amparo de una gran compañía, en este caso Azkoyen, emprende y apuesta por la fabricación de una tecnología pionera en España, la RFID, que capta datos de forma inalámbrica.

Tras 22 años de andadura, el grupo Osés se presenta como un ejemplo de compañía familiar emprendedora al convertirse en la única de capital nacional capaz de producir tecnología RFID (radio frequency identification). "Los sistemas de identificación automática de datos se están extendiendo en los diferentes sectores para la identificación y trazabilidad de personas, animales y objetos. La tecnología RFID comunica la información entre un transmisor, denominado transponder, y un lector, sin contacto físico, con lo que facilita la automatización en la recogida de datos y, por lo tanto, mejora la competitividad de las empresas", explica Teresa Osés, gerente de este grupo (en la foto superior). Esta tecnología, compuesta por transponders, lectores y antenas, se coloca como la sustituta del código de barras. "El chip porta una numeración, que a diferencia del código de barras, no requiere una lectura directa sino que se puede hacer a través de los objetos", explica.

Así, para transmitir la información son varias las frecuencias utilizadas, y Osés se ha especializado en 125 Khz, 13.56 Mhz y UHF, aunque fabrica en las dos primeras. "La estandarización de frecuencias ha beneficiado mucho la extensión de esta tecnología. Por ejemplo, la de 125 Khz se usa en entornos metálicos o ganaderos; y la de 13.56 Mhz, en tarjetas sin contacto, con la que uno se va a poder montar en un autobús de Pamplona, de España o de cualquier parte del mundo. Estos chips de alta seguridad aportan mayor protección de los datos. En cuanto al UHF, éste se dirige hacia la logística y a las aplicaciones que necesitan mayor distancia de lectura, como localizar pacientes en un hospital".

Esta emprendedora de Peralta (Navarra), junto a su esposo Leo Osés (natural de este pueblo también y encargado de la dirección técnica), ha conseguido que su organización "ostente una posición competitiva en el mercado con esta tecnología emergente", indica. La compañía nació en dicha localidad navarra en 1987 como proveedora de electroimanes para los mecanismos de moneda del grupo Azkoyen, fabricante de máquinas expendedoras, sistemas de pago, instalaciones completas y café. Pero en 2003, tras la petición realizada por uno de sus clientes, Osés empezó a interesarse por esta tecnología de la que querían adquirir el conocimiento, "para así realizar todo el proceso, desde el desarrollo, fabricación y personalización".

Tras numerosos proyectos en sectores como la agroindustria, el ganadero, residuos, construcción y servicios, fueron aprendiendo esta tecnología. En el trayecto, tuvieron dos fracasos, pero "ya en el tercer intento obtuvimos los resultados esperados", recuerda con ilusión.

En 2005 crearon el logotipo de Osés RFID y dos años más tarde constituyeron la empresa y compraron el dominio en internet (www.rfid.es). "Con esta tecnología, las empresas recogen los datos en tiempo real, aumentan la fiabilidad de la información y logran una gestión más ágil que potencia su competitividad", dice. Y tras años de esfuerzo y empeño, este grupo, a través de sus dos empresas, ofrece el servicio completo en tecnología RFID. Osés RFID la desarrolla y diseña; Bobinados Osés, la firma matriz, fabrica los transponders; y Osés LáserMarker (una línea de negocio de Bobinados Osés) personaliza el producto mediante el marcado por láser.

El grupo peraltés quiere distribuir este conocimiento, principalmente, en tres sectores: agroalimentario, sociosanitario y energías renovables. "Nos hemos fijado en estas actividades porque son estratégicas en el futuro de la economía navarra. Su crecimiento nos beneficiará en nuestro desarrollo para consolidarnos en la comunidad y para salir tanto al mercado nacional como al extranjero, principalmente, a América Latina", detalla.

Con una cartera de clientes incipiente, los primeros trabajos comenzaron a facturarlos en 2006. "En un principio, las empresas de software, especializadas en el desarrollo de programas, nos consideraron competencia, cuando en realidad no era así. El tiempo ha demostrado que son potenciales clientes y grandes colaboradores, ya que les suministramos una herramienta automática de recogida de datos mediante RFID", aclara. Como ejemplo de ello, la firma de software Ingenet trabajó con Osés en un proyecto para integrar este sistema de RFID en carretillas, en un almacén de piensos en Tolosa, para controlar la trazabilidad agroalimentaria.

Actualmente, están desarrollando otro programa en colaboración con Biko2 para implantar un sistema de identificación y localización de personas por medio de una pulsera con tecnología RFID en el hospital Virgen del Camino. "Los médicos dispondrán de una herramienta de gestión para localizar a sus pacientes en el servicio de urgencias", explica. En el sector primario, con la colaboración del ITG, han retomado el proyecto de colocación de transponders en ganado porcino. "Hemos implantado el chip en 600 animales", cifra. Este transponder va a permitir a los ganaderos pasar de la identificación actual por lotes a la individual de sus animales.

De siete en siete

Encaminada la actividad del grupo Osés, su gerente admite que "ha sido una estrategia compleja, en la que a veces hemos estado a punto de abandonar, pero el mercado nos ha respondido". Durante estas dos décadas, la pyme ha sufrido dos crisis importantes, en 1994 y en 2001, de las que salió fortalecida. Siete años después de la puesta en marcha de Bobinados Osés, su principal cliente, Azkoyen, le informó de que el producto que le suministraba lo podía comprar en Taiwán un 30% más barato. "En ese momento, comprendimos que trabajábamos en un mercado global y no local", resalta. Entonces, cambiaron el lenguaje empresarial, y pasaron de un sistema productivo en masa a equilibrar el flujo (just in time). "Abaratamos el precio del producto un 36%, el tiempo de entrega disminuyó de siete días a 15 minutos y mejoramos el espacio productivo un 40%", cuenta.

En esos años, Osés también se dio cuenta del peligro que tenía depender de un solo cliente. Una amenaza que se hizo realidad en 2001, con el cambio de la peseta al euro y la ley antitabaco. Pero, de nuevo, "dimos el salto y dejamos de ser una empresa a la que nos compraban producto para ser una que salía al mercado a venderlo", recalca. Ahora el grupo se ha propuesto tres objetivos: cooperar entre empresas para impulsar nuevos proyectos de RFID, seguir innovando e internacionalizar el negocio.

La guerra entre batas blancas y azules

La plantilla del grupo Osés la componen 22 trabajadores (seis ingenieros). En los últimos años, los empleados han vivido "la guerra entre batas azules y blancas", recuerda Teresa Osés, debido al nuevo enfoque de negocio de la empresa. La mano de obra cualificada de producción observaba cómo se iban incorporando profesionales con título universitario y que desempeñaban labores de ingeniería en I+D+i. "El cambio de ser una pyme proveedora a una intensiva de conocimiento supuso una revolución interna que afectó a los trabajadores. Pero era un proceso que, a pesar nuestro, debíamos vivir: mientras los empleados de taller sufrían un expediente de regulación de empleo porque carecíamos de trabajo suficiente para Bobinados Osés, empezábamos a contratar ingenieros para Osés RFID. Se trataba de una paradoja", expone.Ahora, este grupo demanda profesionales con formación universitaria, cuando antes sólo necesitaba mano de obra para taller. "Los jóvenes de la localidad dejaban de estudiar para emplearse en alguna fábrica, y ahora nos encontramos que carecemos de personal especializado para nuestras nuevas líneas de negocio: ingenieros en Telecomunicaciones, Empresariales, Industriales...

Datos básicos

Guerra mundialEl uso de esta tecnología se remonta a la Segunda Guerra Mundial (1940-1945), cuando los americanos la utilizaban para identificar sus aviones y distinguirlos de los enemigos. Después, esta tecnología evoluciona -Teresa Osés la califica de rampante, "porque progresa con gran rapidez como la de los ordenadores"-, y se transforma en una herramienta en el ámbito empresarial, aunque su introducción "está costando".LocalidadA mediados del siglo XX, Peralta comienza su revolución industrial. Emprendedores de la localidad fundan Azkoyen, Dynamobel y Jofemar, empresas a las que se une Kobol. Estas cuatro plantas se convirtieron en las cabezas tractoras de un tejido al que se incorporan pymes (actualmente hay 47). La mayoría de ellas nacen como proveedoras de alguna de las cuatro grandes, como le sucedió a Bobinados Osés.SociosEn 2007, nace la Asociación Industrial de Peralta (Ainpe) para aprovechar las sinergias, establecer alianzas y desarrollar ideas de negocio en sectores emergentes. Osés forma parte de Ainpe porque comprende la importancia de cooperar, a pesar de que entre ellos sean competencia. El 55% de las empresas se ha centrado en la chapa; el 23%, en electrónica; el 15%, en inyección de plásticos y el 8,33%, en otras áreas.CompromisoOsés recalca el compromiso con su pueblo. "Nos consideramos un tejido industrial arraigado a un territorio. La mayoría somos pymes familiares que progresamos en nuestros negocios para aportar riqueza a Peralta. No deslocalizamos", insiste. Reconoce la necesidad de que multinacionales y pymes convivan, pero remarca el papel de estas últimas para conservar la actividad en una zona.

Archivado En

_
_