La titulización aún no se ha recuperado
El mercado de titulizaciones se ve más sano de lo que lo ha estado en un año o más. El flujo de tratos no se ha secado en EE UU en los meses posteriores a la caída de Lehman Brothers. Pero el programa Talf de la Reserva Federal ha ayudado a resucitar el mercado este año al garantizar parcialmente nuevas transacciones. Eso ayudó a llevar hasta su mejor nivel desde agosto a los márgenes medios de negocios respaldados por tarjetas de crédito o préstamos para la compra de coches. Pero la recuperación de la titulización aún no es algo seguro.
La industria en sí misma está mejorando su transparencia, y la crisis ha eliminado varios de sus peores excesos -así como la confusión según la cual la titulización pude convertir por arte de magia cualquier préstamo en una inversión segura-. Que los interesados deberían analizar los activos en vez de confiar ciegamente en los ratings es ahora una premisa mucho más aceptada.
Algunos de los planes que tiene EE UU para reformar la titulización podrían derivar, no obstante, en una mayor obstaculización. Por ejemplo, ha propuesto hacer que los bancos mantengan las acciones respaldadas en activos, incluyendo las operaciones antiguas, en su balance general. Esto comporta el riesgo de absorber el tan necesario capital y podría hacer de la titulización algo menos económico. El timonel de JPMorgan, Jamie Dimon, ha dicho que es poco probable que el banco use la titulización para financiar su negocio de tarjetas de crédito cuando el año que viene cambien las reglas.
Mientras tanto, un plan para forzar a los emisores a que se queden un 5% de todo lo que vendan estimulará supuestamente unos mejores estándares de préstamo. Pero también podría simplemente aumentar por las buenas los costes de la titulización. Después de todo, los que la usan siempre se la han jugado -por ejemplo: tienen que recomprar los préstamos hipotecarios fraudulentos-. Sólo que durante la burbuja muchos ignoraron este riesgo. Y las compañías de tarjetas de crédito pueden reajustar los préstamos para proteger a sus inversores.
El hecho de que patrocine el Talf demuestra que el Gobierno de EE UU entiende la necesidad de titulizaciones, que en los últimos años ha supuesto hasta la mitad de todos los préstamos al consumo. Eso sí: sus ideas sobre cómo controlar el mercado podrían restringir su utilidad.
Antony Currie