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Tribuna
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La cigarra y la hormiga

Ante la gripe A, ¿hasta qué punto están concienciadas nuestras empresas de la importancia de velar por la seguridad de sus empleados y del riesgo asociado sobre la continuidad de su negocio? Asemejándose a la fábula de la cigarra y la hormiga, hay quien ya está planificando adecuadamente la gestión de este riesgo en su empresa, como también hay quien lo obvia pensando que será algo ajeno a la viabilidad de su actividad empresarial. No introduzco este ejemplo sólo porque estemos en fechas estivales, sino porque lo peor aún está por llegar.

Una empresa socialmente responsable debería estar preparada para afrontar una crisis de estas características y contar con un plan de continuidad de negocio. En un asunto tan serio no hay que improvisar. No se puede esperar que el Estado y las CC AA, que ya velan por la salud de su población, elaboran recomendaciones generales y procuran asegurar el funcionamiento de los servicios esenciales de interés general, presten además atención personalizada a todas las empresas privadas para asegurar la continuidad de sus operaciones.

El principal problema que puede generar una crisis sanitaria de este calibre es el absentismo laboral, que podría alcanzar el 40% de las plantillas.

Por eso es recomendable disponer de un Plan de Contingencia en el que se recoja un conjunto de medidas preventivas y de vigilancia sanitaria, medidas operacionales orientadas a neutralizar el absentismo laboral, cortes en la cadena de aprovisionamiento y suministro, externalización de servicios esenciales, potenciación del teletrabajo, identificación de los puestos de trabajo considerados críticos y de ruptura, aprovechamiento de las nuevas tecnologías evitando al máximo los desplazamientos de negocios, preparación de la empresa para una potencial declaración de cuarentena en el centro de trabajo, revisión exhaustiva de los seguros corporativos de responsabilidad civil y políticas de prevención de riesgos laborales, acuerdos sindicales para asegurar la paz social, medidas de comunicación interna para informar a los empleados del grado de preparación de la empresa y, finalmente, de comunicación externa dirigidas a instituciones, mercados, inversores, clientes y proveedores transmitiendo un mensaje claro de que su empresa no dejará de funcionar o producir.

Por desgracia, la realidad es que cerca del 80% de las empresas españolas carecen de planes de continuidad de negocio.

En cualquier caso, y permitiéndome la licencia de instarles a ser "hormigas", sirvan estas líneas para llamar la atención de los responsables en la toma de decisiones a nivel estratégico. Simplemente bastaría con hacerse una pregunta, ¿qué sucedería si el 40% de mi plantilla o de mis proveedores no pudieran desarrollar sus funciones?

Luis Sánchez Peiro. Director general de Inteliex

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