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Columna
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Penalizaciones a la falta de racionalidad

Un estudio realizado por la firma de investigación financiera Moebs Services estima que los bancos estadounidenses podrían recaudar alrededor de 38.000 millones de dólares en comisiones por descubiertos este año, cantidad que dobla a la registrada en 2000. Los bancos, desesperados por obtener ingresos, están subiendo estas tarifas, pero el nivel bajo de ahorro del país y el consumo excesivo también tienen la culpa.

No es una sorpresa que las comisiones por descubierto estén aumentando este año, aunque es la primera vez que pasa durante una recesión. Las pérdidas por deudas morosas están lastrando a los bancos y los ingresos por comisiones aparecen como una de las pocas maneras de recuperar la salud financiera.

De cualquier forma, es problemático que los bancos cobren varias comisiones por pequeñas operaciones, penalizando gravemente infracciones menores de clientes con el agua al cuello. Un buen código de conducta elaborado por un grupo de la industria, como American Bankers Association, podría eliminar los peores ejemplos de lo anterior. Si no, lo más probable es que intervenga la nueva Agencia de Protección Financiera del Consumidor propuesta por la administración de Obama.

Los consumidores no están libres de culpa. Pero la concentración de comisiones por descubierto es tal que el 90% se cobran a sólo un 10% del total de los clientes de los bancos. A esos pocos desafortunados les cuesta al año una media de 2.700 dólares. Eso indica que el problema es estructural.

Muchos clientes, no sólo los de rentas bajas, han sido seducidos por las múltiples ofertas de tarjetas de crédito e hipotecas subprime que ha puesto su situación financiera al límite. En una era de tasas de ahorro cercanas a cero, los clientes con ingresos irregulares no acumulan reservas adecuadas, de manera que el mínimo sobresalto financiero se convierte en un problema serio. Un sistema bancario que cobra comisiones desorbitadas empeora este problema.

Hay varias soluciones. Podrían subirse los tipos para incentivar el ahorro adecuadamente. Se podrían imponer códigos de conducta, voluntarios u obligatorios, en materia de comisiones, tarjetas e hipotecas. La ciencia del comportamiento ha mostrado que los actores económicos no son óptimamente racionales, y pueden ser inducidos a error por las tentaciones o las señales económicas falsas. El sistema financiero debería corregir este defecto, no empeorarlo.

Martin Hutchinson

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