Es el turno de Moss
Aviva lleva tiempo diciendo que tiene margen de sobra para administrar su capital. En los últimos meses, la aseguradora ha quemado bastante. Los resultados del primer semestre han recortado un 31% el dividendo a cuenta, y se ha anunciado un plan para vender la participación minoritaria en Delta Lloyd, una filial holandesa.
Hace unos meses, en plena desesperación financiera, Aviva reportó pérdidas anuales de 885 millones de libras como si nada. Mantuvo su dividendo, financiando el desembolso con capital. Ahora, en cambio, la conservación de capital es prioritaria.
El cambio de sentido es embarazoso pero sensato. La capitalización del grupo quizás era sólida sobre el papel, pero el dividendo se ha convertido en una pesadilla para los inversores. El retorno de mitad de año será sólo un tercio de los 747 millones de los beneficios del grupo.
Aviva nunca tuvo el control total del consejo de Delta Lloyd, que tiene más valor financiero que estratégico. Una venta del 25% podría generar 750 millones de libras, lo que no suena como un mal trato para los accionistas.
Andrew Moss, el presidente, querrá olvidar este semestre. Las ventas y la reformulación del dividendo han mejorado su posición para financiar posibles adquisiciones. Pero Moss parece haber juzgado mal a sus inversores. Ha sido el último en aprender lo desagradecido que puede llegar a ser dirigir una aseguradora. Le costará un tiempo restablecer algo de la autoridad perdida.
Christopher Hughes