_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Google y Apple, bajo lupa

Son finalmente Apple y Google verdaderos competidores? La Administración Obama ya había cuestionado la sintonía entre las primeras espadas de Silicon Valley. El rechazo de Apple a una aplicación de Google para su iPhone encendió otra alarma caliente del Gobierno federal: la telefonía móvil. Eric Schmidt, de Google, también abandona finalmente la junta de Apple.

El amo de Apple, Steve Jobs, explicó la salida de Schmidt alegando que potenciales conflictos impedían la plena participación del ejecutivo de Google en las juntas.

La Comisión Federal de Comunicaciones quiere saber, entre otras cosas, si la decisión involucró a AT&T, la cual, como operadora exclusiva del iPhone en EE UU, soportaría perder a manos de la telefonía por internet con software de Google. Algo que se enmarca en la vigilancia de posibles prácticas anticompetitivas en el sector de la telefonía móvil.

No está claro hasta qué punto Jobs y Schmidt estaban en desacuerdo sobre el tema de Google Voice. Pero aunque sólo fuese cuestión de matices, ha sido la gota que ha colmado el baso. Las Autoridades ya estaban vigilando con recelo a las juntas con representantes de competidores potenciales, algo que cada vez está más claro entre Apple y Google.

Desde el punto de vista de los consumidores, la competición entre los grandes es buena, ya que seguro que se traduce en nuevas innovaciones y aplicaciones. Con un empujoncito de las Autoridades puede que incluso las unas tengan que trabajar con los sistemas de las otras. Aunque eso quizá sea pedir mucho.

Por Richard Beales.

Archivado En

_
_