La innovación está en el envasado
Nadie en el sector les daba más de seis meses de vida: se les ocurrió comercializar aceite de oliva en 'tetrabricks'. Una década después, ArteOliva exporta el 60% de su producción a más de 80 países.
¿A qué se asocia la palabra tetrabrick? Normalmente a lácteos, zumos y vinos -estos últimos generalmente de gama baja-. Otros productos que emplean este tipo de envase, aunque no tan tradicionales como los anteriores, son salsas, sopas, cremas y otros comestibles preparados. ArteOliva, una pyme afincada en Palma de Río (Córdoba), nació en 1999 con una apuesta muy concreta: añadir a la lista el aceite de oliva virgen extra, uno de los productos estrella del sector agrario español.
La compañía nació con el capital de cinco socios, al que después se unió la firma de capital riesgo Talde, que posee el 12%. "Queríamos crear una empresa que rompiera con lo que se venía haciendo en el sector aceitero", cuenta Felipe Silvela, consejero de la empresa. "El del aceite es un sector maduro. Nosotros pretendíamos diferenciarnos de la competencia ofreciendo productos innovadores, que no pierdan sus cualidades por el proceso de envasado". Y se les ocurrió hacer lo que nadie había hecho antes: envasar el aceite en tetrabricks. ¿Por qué? Investigaron el tema y comprobaron que varios estudios, entre ellos algunos del Instituto de la Grasa -dependiente del CSIC-, demuestran que el aceite sufre un fuerte proceso de fotooxidación y la pérdida paulatina de sus valores nutricionales si se conserva en un envase que permita el paso de la luz y el aire. El tetrabrick aporta en este sentido mejoras respecto a las botellas de plástico o vidrio. "El brick multicapa, aunque resulte más caro, es prácticamente impermeable al aire, es opaco y no deja bolsas de aire. Perfecto para conservar las características organolépticas del aceite", subraya Silvela.
La idea a transmitir es que el tetrabrick es sinónimo de ausencia de colorantes, conservantes y potenciadores de sabor. Es decir, de calidad superior. Los alimentos que comercializan, asegura Silvela, mantienen las mismas cualidades nutricionales, sabor y aroma que cuando fueron envasados. Pero introducir en unmercadomaduro una nueva marca es complicado, sobre todo por las severas condiciones que imponen las grandes distribuidoras. Y más aún en el caso de ArteOliva, que tuvo que luchar contra los valores que se asocian en España a los tetrabricks. Este tipo de envases se suelen relacionar con los productos de menor precio. "Cuando salimos al mercado, gente muy autorizada del sector hacía sus apuestas: creían que duraríamos seis u ocho meses. Pero han pasado 10 años y aquí seguimos", dice Silvela con una amplia sonrisa.
Sin embargo, la cosa no fue fácil. Tras aventurarse en una costosa e infructuosa campaña publicitaria dirigida a convencer al consumidor de las bondades del envase en cuestión, se llegó a la conclusión de que en el mercado nacional no llegarían muy lejos. Decidieron entonces concentrarse en la exportación y diversificar la producción. "Nos dimos cuenta de que el aceite de calidad es una especie de oro líquido en el mercado exterior, que además está infraexplotado", comenta Silvela. "Su consumo potencial fuera de España es enorme. Sólo los italianos han sabido crear redes apropiadas de distribución internacional".
Y con esta idea empezó el crecimiento de ArteOliva. Se promocionaron en todas las ferias internacionales que pudieron, y el esfuerzo dio sus frutos, especialmente en el subsector de la restauración de gamamedia alta. Si en 2001, dos años después de empezar el negocio, las exportaciones suponían el 12% de sus 2,7 millones de euros de facturación, al año siguiente creció hasta el 27%del movimiento total (4,3 millones), y siguió haciéndolo hasta 2005, cuando llegó al 65% de los 15,7 millones que facturaron. Hoy en día, y tras superar el bache de 2006, cuando el alza de precios en origen del aceite propició importantes pérdidas al sector envasador, ArteOliva comercializa sus productos en más de 80 países -de EE UU a Japón, pasando por gran parte de Europa,Rusia y América Latina-. Aunque no todos los productos gustan en todas partes. "Rusia es nuestro principal comprador de olivas", dice Silvela. "Lo que más nos ha sorprendido es que el gazpacho preparado funcione muy bien en países nórdicos y centroeuropeos, donde lo vendemos como Mediterranean Cold Soup", explica Silvela. "En el fondo no tiene nada de extraño, porque muchos de los consumidores ya lo han probado durante sus vacaciones en España".
Aunque el gazpacho es en verano el producto estrella de ArteOliva, la empresa comercializa más de 30 referencias entre salsas, aceitunas, sopas y vinagres. Productos todos ellos de unmayor valor añadido, que aporta más márgenes. En cuanto al aceite de oliva virgen extra, pese a ser la enseña de sus exportaciones, en el mercado nacional cada vez representa menos en la facturación total.
Productos ecológicos
En tanto que ArteOliva pretende hacer de la calidad su estandarte, el lanzamiento almercado de una gama de productos ecológicos era casi una obligación. "Creemos que la demanda de estos productos se va a afianzar", dice Silvela. "En España representan actualmentemenos del 1% del consumo, pero en otros países, como Alemania, Francia o Inglaterra es mucho mayor".
Comercializados bajo la marca Bio ArteOliva, la empresa ha desarrollado cuatro salsas -mayonesa, sofrito, alioli y cocktail- y gazpacho. Confían tanto en las oportunidades del sector que han participado como accionistas en la creación de Yoeco, una distribuidora de productos hortícolas ecológicos. "Los productos ecológicos no triunfan en España por el fallo de los canales de distribución", espeta Silvela. "Las grandes superficies no le prestan atención: sólo van al precio, a la marca blanca".
Ahí es donde ArteOliva sitúa su elemento diferenciador: apuesta por la calidad a base de innovación y productos ecológicos. Y parece que funciona fuera de España. ¿Lo hará en el mercado nacional? Eso está aún por ver.