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Columna
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El semirrescate de CIT augura un leve repunte

Un paquete de financiación de 3.000 millones de dólares es mucho mejor que declararse en bancarrota. Esta tuvo que ser el domingo la reflexión nocturna de casi todos los involucrados en la negociación del paquete de rescate para CIT. Una extraña mezcla de instituciones -incluyendo la gestora de activos Pimco, así como hedge funds y firmas de capital privado- se ha hecho con los fondos.

CIT está condenada a cojear, pero su futuro aún es incierto. La compañía dijo en mayo que necesitaba refinanciar 10.000 millones de dólares antes de marzo de 2010. El paquete del fin de semana sólo le da tiempo a la compañía para negociar otro paquete en los próximos meses.

Incluso si la financiación estuviese disponible en poco tiempo, los prestamistas dudarían antes de poner efectivo en CIT. El gasto por intereses excedió los ingresos por intereses en el primer trimestre en 17 millones. Este diferencial fue un año antes de 157 millones positivos. Durante el periodo, los saneamientos trimestrales en los créditos casi se duplicaron, pasando de los 247 millones a los 535.

Puede que lo peor de la recesión ya haya pasado, pero las pérdidas por créditos normalmente llegan a su pico una vez que ha vuelto el crecimiento. CIT continuará en dificultades mientras intenta ir reduciendo su libro de préstamos. Quizá el Gobierno, que garantizó 2.300 millones en préstamos en 2008 pero se negó esta vez a ayudar, demuestre al final ser más generoso. Si no, puede que CIT caiga.

Los observadores de la crisis pueden estar algo tranquilos, en el sentido de que la institución en peligro es relativamente pequeña. Pensemos en febrero, cuando se consideraba posible el colapso del gigante Citigroup. Los 75.000 millones del balance de CIT representan sólo el 4% del de Citi. Pero el descubrimiento de que CIT es lo suficientemente pequeño como para caer en bancarrota y lo suficientemente grande como para cosechar titulares de periódicos y buenas dosis de lobby de congresistas no acaba de ser tranquilizador.

Es cierto que CIT opera en el segmento de alto riesgo del negocio de los préstamos. Y que sus problemas de financiación reflejan parcialmente la pronunciada reducción de la financiación al por mayor. En cualquier caso, el reto subyacente de CIT es bastante típico: las severas pérdidas de créditos que conllevan las recesiones. Los traders de los bancos de inversiones pueden estar floreciendo, pero el negocio normal de la banca -y de la economía real- aún está en aprietos.

Por Edward Hadas

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