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Circulación forzada de presos

En la UE teníamos hasta ahora la libre circulación de trabajadores, de bienes, de capital y de servicios. Desde el próximo 1 de enero, las saturadas cárceles de Bélgica también impondrán a 500 de los detenidos el traslado forzoso a las celdas vacantes en Holanda.

El acuerdo entre los dos países se cerró el viernes pasado y se pondrá en marcha a partir del próximo 1 de enero. En declaraciones a la television pública belga, el ministro de Justicia de ese país ha señalado que el coste de la operación será de 30 millones de euros anuales. O sea, 90 millones en total, porque Bélgica calcula que tardará tres años en construir nuevas plazas para una población reculsa que roza las 10.000 personas.

El objetivo declarado es ofrecer a los presos belgas un espacio más confortable. Pero, de momento, los principales beneficiarios de la medida parecen los funcionarios de prisiones de Holanda, que afrontaban un recorte de plantilla de varios centenares porque las cárceles de ese país no dejan de perder población.

El Gobierno belga asegura que los presos "exportados" procederán de una prisión situada a menos de 40 kilómetros de la localidad de destino (Tilburgo). En principio la distancia no parece excesiva y cabe imaginar que la mayoría de los presos procederán de la zona flamenca de Bélgica, en la que se habla neerlandés, por lo que el cruce de fronteras no supondrá un desarraigo lingüístico ni social.

Pero Bélgica, o cualquier otro país tentado de deslocalizar a sus presos, no debería olvidar que el Consejo de Europa recomienda que los condenados cumplan sus penas lo más cerca posible de sus hogares o de su lugar de rehabilitación social. El mismo dictamen señala que los presos deben ser consultados, siempre que sea posible, sobre su lugar de condena o posteriores traslados.

Foto: cartel de la artista checa Tereza Skrivanova (B. dM., junio 2009).

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