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La UE se pierde a su mejor presidente

Bruselas rebusca en el desván del siglo XX algún personaje de envergadura que estrene el futuro puesto de presidente de la Unión Europea. Ya ha encontrado algunos, como Felipe González, Tony Blair o Valèry Giscard d'Estaing, Pero el político europeo del siglo pasado "más relevante", como se dice ahora, es de un país que no pertenece a la UE.

Sólo Mijail Gorbachov puede presumir de haber aparecido en La Hora Chanante. Y en Los Simpsons. O en los anuncios de Louis Vuitton. También ganó el Premio Nóbel de la Paz, como Kissinger. Y puede vanagloriarse de haber despejado el camino para la unificación europea con la implosión de la Unión Soviética. Tolerada por el ex-líder comunista. según unos. Provocada por él, según otros.

Tras la caída del muro (en octubre se cumplen 20 años), el club comunitario aprovechó el delirio de vodka y capitalismo que se apoderó del Kremlin cuando Boris Yeltsin sustituyó a Gorbachov y se apresuró a absorber a los antiguos países satélites de Moscú. Hubo un momento en que incluso se planteó la adhesión de Rusia a la UE. 

La hipótesis de la megaampliación se abandonó por miedo al atragantamiento geoestratégico, demográfico y económico que hubiera supuesto la entrada de un socio con más de 200 millones de habitantes y una superficie que se extiende desde el Báltico hasta el Pacífico. Lástima, porque ahora la UE podría contar con un presidente conocido en todo el planeta, en lugar de conformarse con uno de andar por casa.

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