Economía de infarto
La regularidad y constancia de la circulación monetaria es fundamental para mantener viva la actividad de las empresas, que actúan como células que forman el tejido empresarial, como el fluir de la sangre mantiene vivas las células de nuestro cuerpo. Las autoridades monetarias procuran alimentar el sistema financiero para que llegue a las empresas que lo precisen. Las entidades financieras son los órganos encargados de distribuir el flujo de dinero hacia el resto de las empresas, pero en estos momentos están sujetas a cierto estrés, debido a su propio endeudamiento y las amenazas sobre su cuenta de resultados: morosidad creciente debido a la crisis inmobiliaria, que se extiende a otros sectores; necesidad de reducción de gastos, personal, oficinas, etcétera. La prudencia las encamina a proteger su propia imagen de rentabilidad y fortaleza financiera, evitando riesgos.
Ello produce un estrangulamiento que pone en peligro la adecuada circulación del dinero. Las entidades financieras reducen la cantidad y velocidad del flujo de crédito hacia las pymes cuando éstas sufren el máximo estrés, con una importante disminución en sus cifras de negocio y beneficios. Los auditores somos testimonio de que el año 2008 presenta un cuadro de cambio de tendencia a la baja en el negocio de las empresas, siendo conscientes que la anormalidad se inició tardíamente en octubre. ¿Cuantas salvedades habremos incluido en nuestros informes ante la duda de posibles renovaciones crediticias que les permitan readaptar, en 2009, sus estrategias ante la nueva situación? Muchas más de las que hubiéramos deseado.
¿Es adecuado que la solución de la financiación de las empresas más pequeñas se deje al azar del funcionamiento del libre mercado? El deterioro del tejido empresarial de las pymes puede llegar a ser irreversible si se mantiene mucho tiempo. Las autoridades monetarias y los Gobiernos están actuando para atender el máximo de urgencias, centrándose en los asuntos de mayor resultado inmediato para sanar empresas más grandes. Un olvido en el tratamiento de las pymes puede producir un deterioro irreversible del tejido empresarial.
El coste de financiar, con riesgo de impago, a las pymes, permitiéndoles un periodo de adaptación a la nueva situación económica, debería ser inferior al coste -humano y económico- de mantener un desempleo que acabará siendo de larga duración.
Coasegurar la cobertura de riesgos de impago con empresas aseguradoras o con avales de sociedades de garantía recíproca en operaciones de descuento o de renegociación de créditos a un mayor plazo, ampliar a estas empresas la filosofía de los planes de viabilidad mediante la intervención de expertos independientes, instar al cumplimiento de la ley de morosidad, podrían ser algunos de los cuidados intensivos personalizados, encaminados a evitar un previsible deterioro que puede dañar el espíritu empresarial durante décadas. Las anginas de pecho, sin tratamiento adecuado, acaban en infarto.
Albert Folia. Presidente del Col.legi de Censors Jurats de Comptes de Catalunya