Barroso puede esperar
José Manuel Barroso confiaba en irse de vacaciones con la garantía de que seguirá siendo presidente de la Comisión Europea durante otros cinco años. Pero el Parlamento Europeo, que en votación secreta debe revalidar ese nombramiento por mayoría simple, no parece dispuesto a hacerlo hasta el próximo mes de septiembre.
El retraso, en teoría, permitirá al Partido Popular Europeo negociar un apoyo suficientemente holgado para Barroso. Pero el portugués se expone a que durante las próximas semanas surja otro candidato. O a que su elección se mezcle con la de otros puestos pendientes (como el nuevo presidente de la UE o el Alto Representante). O a que sus enemigos, que los tiene, sobre todo, en París, maniobren para abortar su nombramiento.
Por eso es probable que Barroso siga peleando para que el Parlamento le vote el próximo 15 de julio. Pero ya se sabe. Los esfuerzos inútiles solo llevan a la melancolía. Y, en este caso, además, a unas vacaciones más amargas de lo esperado.