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Tabaco

Salgado ataca los nuevos hábitos del fumador

El auge del tabaco de liar merma los ingresos de Hacienda.

Un español liando ceremoniosamente un pitillo ha dejado de ser una imagen asociada al pasado. Cada vez es más habitual ver a fumadores elaborando sus cigarrillos. No se trata de una moda posmoderna, sino que es la consecuencia lógica de la crisis económica. El fumador, ahora, opta por sustituir la tradicional cajetilla de tabaco por la vieja picadura, mucho más barata ya que se trata de un producto con menores costes de fabricación y que soporta una carga fiscal mucho menor.

Quien mejor lo sabe, aparte del anatematizado fumador, es Hacienda, que ha visto como en el primer cuatrimestre del año los ingresos por el impuesto sobre el tabaco se reducían en un 1,8%. Un hecho insólito que levantó las alarmas en Tributos. Desde 1995 -últimos datos facilitados por Economía- la recaudación por el impuesto sobre el tabaco no había caído nunca. Y eso, a pesar de las campañas agresivas para erradicar el consumo.

Sin embargo, los nuevos hábitos del fumador -optar por la picadura frente al cigarrillo- ha provocado que en cuatro meses, Hacienda ingrese 40 millones menos que en el mismo periodo del año anterior. Los datos de consumo son concluyentes: de enero a abril, el consumo de picadura se ha disparado un 66,7% mientras que el consumo de cigarrillos ha caído un 9,2%.

Con estos datos encima de la mesa, la ministra de Economía, Elena Salgado, decidió el pasado viernes subir el impuesto sobre el tabaco, una medida que el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que no tenía una finalidad recaudatoria, sino que el objetivo era luchar contra el tabaquismo. En cualquier caso, la subida impositiva no fue lineal y el tabaco de liar ha sido el gran perjudicado. El Gobierno aprobó dos nuevos tributos sobre la picadura, que ya existen para los cigarrillos, e incrementó los tipos impositivos que se aplican sobre las cajetillas. La consecuencia ha sido que el precio de las bolsas de tabaco de liar ha subido mucho más que las cajetilla.

Así, el paquete de Marlboro -la marca más vendida en España- ha aumentado un 11,2%, pasando de valer 3,10 euros en el estanco a 3,45. La mayoría de cajetillas, como Fortuna o Nobel, costaban la semana pasada 2,65 euros y ahora valen tres euros, un 13,2% más. Una subida irrisoria si se compara con el incremento que han sufrido las bolsas de picadura. Una de las más vendidas -la bolsa de 30 gramos de Pueblo- ha pasado de costar 1,80 euros a 2,75 euros. Es decir, ha subido más de un 50% de un día para otro.

Con ello, Hacienda ha logrado que la picadura pierda el atractivo que tenía hasta ahora. Y, por otra parte, de seguir el consumo en su nivel actual, se asegura unos ingresos adicionales de 1.220 millones de euros.

El impuesto sobre el tabaco se tradujo el año pasado en 7.000 millones de euros, dinero suficiente para, por ejemplo, sufragar durante más de un año la rebaja fiscal de 400 euros para asalariados, autónomos y jubilados que aprobó el Gobierno al inicio de este legislatura. Dentro de la categoría de los impuestos especiales -que incluye los tributos sobre hidrocarburos, alcohol o electricidad- el del tabaco supone el 36% de la recaudación total.

La subida impositiva de Elena Salgado -que abanderó siendo ministra de Sanidad la cruzada contra el tabaco- ha sido una sorpresa relativa, ya que la hoy titular de Economía ya se había mostrado en los foros internacionales a favor de incrementar la fiscalidad sobre el tabaco.

Adelanto a la UE

Las ideas de Elena Salgado son ampliamente compartidas en la Unión Europea, que ya el pasado verano intentó sin éxito incrementar a nivel comunitario los gravámenes mínimos que obliga a aplicar a los Estados miembros. Sin embargo, las divergencias entre los distintos Gobiernos nacionales dificultan un acuerdo consensuado, ya que cualquier cambio que afecte a la fiscalidad requiere de unanimidad.

España, en comparación con el resto de países de la UE, mantiene un nivel de imposición fiscal relativamente bajo. Respecto a países como Francia o el Reino Unido -que son que más gravan el tabaco- fumar en España sigue siendo muy barato, a pesar de la subida de impuestos. De hecho, tener un estanco cercano a la frontera francesa aún supone un buen negocio ya que, en Francia, un paquete de Marlboro, por ejemplo, cuesta más de cinco euros, es decir, casi un 50% más que en España.

20 gramos equivalen a unos 20 cigarrillos

Las cifras no resultan exactas porque cada consumidor es un mundo. Sin embargo, de media, por una bolsa de 20 gramos de picadura suelen salir unos 20 cigarrillos.A pesar del fuerte incremento fiscal aplicado sobre el tabaco de liar frente a las cajetillas, la diferencia de precio aún es considerable.Por ejemplo, la marca Fortuna tiene en el mercado una bolsa de picadura de 20 gramos que cuesta 1,75 euros, un 75% más que la semana pasada. Sin embargo, un cajetilla de 20 cigarrillos de Fortuna vale hoy tres euros. Así, el fumador que tenga cierta maña -no se necesita mucha- y paciencia para liar sus propios cigarrillos puede ahorrarse 1,25 euros por cada 20 cigarrillos. Y siempre hay la opción más cómoda -aunque menos romántica- de comprar por unos tres euros una máquina de liar.

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