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Tribuna
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Euroelecciones, crisis y el futuro

Puesto que las estrategias electorales de sus respectivos partidos no les han permitido a los parlamentarios ya elegidos para el Parlamento Europeo hablarnos de los problemas de la UE, parece que ahora sería oportuno que explicaran a la ciudadanía cuál ha sido su interés por ocupar uno de sus 736 escaños y cuáles son los temas que con más urgencia les gustaría tratar.

Para ello nos permitimos presentarles alguna cuestión que no hubiera estado mal que hubiesen explicado en la campaña a sus electores.

En las circunstancias actuales, lógicamente, ha de tener una prioridad política la superación de la crisis económica y financiera. Por eso, deberían aclararnos si piensan que ha jugado y debe jugar un papel importante la UE como tal en la lucha contra la crisis. ¿Ha estado, pues, en el centro del debate electoral cómo deberían reaccionar la UE y los países comunitarios ante la peor crisis de la posguerra? En teoría, las posibles diferencias existentes en las respuestas de los programas de los diversos partidos a esta cuestión habrán de afectar a las condiciones fundamentales de nuestro futuro, de la vida humana comunitaria y de la actividad económica. No es, por tanto, un tema baladí para que se haya pasado por alto en una campaña electoral.

Dadas las tendencias proteccionistas y de planificación estatal que la crisis ha despertado en algunos Estados y, entre ellos, en el nuestro, como parece ocurrir con la ley de la economía sostenible que está en elaboración, la respuesta a la cuestión planteada afectaría nada menos que a la esencia de una libertad responsable, característica del mecanismo del mercado, frente a un dirigismo estatal que se considera llamado a intervenir en todos los aspectos de la vida económica.

Recordar a los electores el papel del euro en la crisis sería otro tema para valorar la aportación de la UE frente a la crisis, sobre todo cuando hay algunas opiniones, como la de Krugman, que lo han cuestionado. El euro, que se consiguió sacar adelante a pesar de la resistencia de muchos, y que ha llegado a ser una moneda de reserva internacionalmente aceptada, ha sido el ancla principal para la estabilidad, que es condición necesaria para el crecimiento. Y su fuerza de atracción ha aparecido especialmente en algunos países euroescépticos como Dinamarca, Suecia y Reino Unido con motivo de la crisis. Sería también una cuestión fundamental aclarar, no tanto si queremos o no una UE, sino si nos podemos permitir en el mundo de hoy y de mañana vivir con una débil UE sin capacidad para actuar con decisión y para representar nuestros valores e intereses comunes.

Por último y para no alargarnos sobre otros temas, como serían cómo se piensan afrontar los asuntos del endeudamiento público o del exceso de burocracia, consideramos de la máxima importancia que nuestros europarlamentarios, siguiendo las orientaciones establecidas en el Tratado de Maastricht y actualizadas en el Tratado de Lisboa, expliquen a sus electores los valores del sistema de organización económica y social que diferencia a Europa de los otros países no europeos. Sistema que nos previene de los posibles errores que se pueden cometer al combatir la crisis y que evitaría que se repitieran otra vez crisis tan absurdas como la actual.

Nos referimos al sistema de la economía social de mercado, del que no hemos oído ni una sola referencia en los mítines de los candidatos de nuestro país al Europarlamento. Este sistema se diseñó precisamente para evitar los abusos del mercado capitalista liberal y de la planificación económica de Gobiernos totalitarios, estableciendo el equilibrio necesario entre un libre mercado de competencia y un Estado fuerte que establezca las reglas del funcionamiento del mercado, las respete y vigile su cumplimiento.

Este modelo, en un mundo globalizado, nos ayudará a garantizar un crecimiento realmente sostenible, el mantenimiento de los puestos de trabajo y la justicia y cohesión social, pues sus fundamentos son el respeto a la dignidad de todo ser humano, el mantenimiento de la libertad conseguida con el esfuerzo de muchos, la convivencia pacífica de todos los pueblos, una democracia eficiente y la vigencia del derecho en todas sus manifestaciones.

Eugenio M. Recio. Profesor honorario de Esade (URL)

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