El cajero de los banqueros
Máster Especial para Compensaciones". Ese es el título oficial que, a partir de ahora, tendrá el abogado de 63 años Kenneth Feinberg. Su oficina estará en el edificio del Tesoro. De una forma más popular, se le conoce como el "zar de las compensaciones" un terreno pantanoso, como pocos, en el que ha aterrizado de la mano del Gobierno de Barack Obama.
Después de intervenir con ayudas multimillonarias a la banca y a dos empresas automovilísticas (General Motors y Chrysler), la Administración quiere que las compañías que aún tienen dinero público en sus balances tengan una política de compensaciones coherente con el hecho de que dependen del dinero de los contribuyentes. Es decir, la generosidad a la hora de fijar la cantidad que cobran los ejecutivos, algo que ha probado ser no sólo desproporcionada sino también difícil de justificar a juzgar por la situación, se ha acabado en AIG, Citigroup, Bank of America, General Motors, GMAC y Chrysler Financial.
A partir de ahora, será Feinberg quien fije las líneas que determinan los salarios y los bonus de los cinco primeros ejecutivos de cada firma. Eso incluye a nombres tan relevantes como Ken Lewis, consejero delegado de Bank of America, que el año pasado se embolsó nueve millones de dólares, y Vikram Pandit, su homólogo en Citigroup cuyo cheque total ascendía a 38 millones. También decidirá cómo estructurar el salario y cuánto pagar a los 20 empleados mejor compensados de cada entidad.
El puesto de este hombre se hizo público el día que el Gobierno presentó una propuesta de ley para ampliar la transparencia y dar más poder de decisión a los accionistas sobre las pagas de los ejecutivos. La lógica del Ejecutivo fue planteada el miércoles por el secretario del Tesoro. "Los incentivos para los rendimientos de corto plazo acabaron con el equilibrio con el que se mitiga el exceso de toma de riesgos", dijo Tim Geithner. Las entidades que hayan devuelto el dinero público no van a recibir demasiadas llamadas de Feinberg, quien, por cierto, no cobrará por su trabajo, pero aún así, este abogado tendrá atribuciones para sugerir por encima la estructura de las compensaciones.
Feinberg se convierte así en una figura polémica que levantará mucha polvareda en Wall Street.
No hay problema. Es algo a lo que está acostumbrado.
Licenciado en Derecho en la Universidad de Nueva York, este amante y coleccionista de discos de música clásica tiene una experiencia profesional, que pasa por la jefatura de gabinete de Edward Kennedy, pero que, sin embargo, está totalmente mercada por su labor como intermediario o árbitro.
Es un trabajo en el que, según un perfil que le hizo en 2002 la revista The New Yorker, se estrenó a petición de un juez amigo que le pidió que negociara un acuerdo entre los cientos de miles de veteranos de la guerra de Vietnam perjudicados por el llamado "Agente Naranja" y los fabricantes de este veneno, entre ellos Dow y Monsanto, y el Gobierno federal. El caso llevaba ocho años estancado cuando empezó a preparar propuestas para unir a dos partes que no querían entenderse. Pero lo hicieron. Horas antes de que empezara a seleccionarse al jurado del juicio, se llegó a un acuerdo.
Después vinieron otros casos similares que cimentaron una reputación de efectividad y competencia que no hizo dudar a nadie de que era la persona adecuada para una de las tareas más difíciles a las que se puede enfrentar nadie, determinar la compensación a la que eran acreedoras las familias de las más de 3.000 víctimas mortales de los atentados terroristas del 11S y los enfermos que trabajaron en la zona del desastre. æpermil;l mismo se propuso.
Aquel dinero salía del Fondo de Compensación de Víctimas establecido por el Gobierno para dar una indemnización a las familias que rechazaran demandar a las aerolíneas. Feinberg tabuló los criterios que finalmente permitieron el pago de unos 7.000 millones al 97% de unas familias que tuvieron con él una relación muy contenciosa y emocionalmente muy intensa. El abogado, que tampoco cobró por sus servicios, estuvo en más de la mitad de la 1.600 audiencias que fueron necesarias para zanjar el caso.
Su trabajo es ahora más fácil, mediador y policía de los talonarios de Wall Street.