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Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un poco más pobres

Cuanto más alta es la torre, mayor es la caída. Eso es lo que están experimentando algunos vecinos de las zonas más desérticas del sur de California, un estado que ha visto lo más alto de la burbuja y ahora lo más bajo.

Según contaba la semana pasada Los Ángeles Times, en las ciudades de Lancaster y San Bernardino, los precios de muchas viviendas han caído más de un 84% y hay personas que van a comprar casas en ese área por menos de lo que pagaron sus padres en los ochenta. Es decir, varias décadas de incremento patrimonial se han esfumado. Eso sí, después de tocar un techo difícil de justificar.

Sin llegar a los extremos de estas ciudades cercanas a Los Ángeles, la contracción patrimonial que esta crisis está provocando está siendo intensa en todo el país. Así lo acaba de atestiguar la Fed en su estudio trimestral sobre flujo de fondos. Según la autoridad monetaria, la caída de los precios de las viviendas y la de las Bolsas entre enero y marzo ha mermado los patrimonios netos de los estadounidenses en 1,3 billones de dólares netos. Es una cifra que -teniendo en cuenta las magnitudes- se queda a una distancia relativamente corta del PIB anual español. Unos 450.000 millones de dólares de esa resta han sido responsabilidad del ajuste de precio inmobiliario.

Los estadounidenses llevan ya siete trimestres consecutivos viendo como cada vez son algo más pobres. Sobre todo si se compara con el segundo trimestre de 2007. Entonces la burbuja estaba a punto de romperse y el patrimonio doméstico era de 64,4 billones de dólares netos. En marzo de 2009 esta cifra ha quedado rebajada a 50,4 billones.

La buena noticia es que el ratio de contracción se está desacelerando y hay señales que indican que empieza la estabilización. Las estadísticas revelan que la pérdida total neta de riqueza de las familias el año pasado fue de 10,9 billones de dólares y sólo el último trimestre, el más convulso de la historia financiera en los últimos 70 años, fue responsable de casi la mitad de ese recorte, el más abrupto registrada por la Fed desde que empezó a contabilizar en 1951. La caída del valor inmobiliario fue en 2008 más dramática que ahora.

Y los estadounidenses, que además suman a esta situación un paro que hacía años que no se encontraban y ven cómo sus salarios están a la baja sin que fluya el crédito, como ocurrió durante la breve recesión de 2001, están actuando en consecuencia.

La deuda de los hogares cayó a un ritmo anual del 1,1% (para quedarse en 13,8 billones de dólares) en el primer trimestre. En el de cierre de 2008, la caída fue del 2%.

Mucho o poco, es la primera vez que cae. Los analistas no se sorprenden porque este es el fruto de un excesivo apalancamiento hipotecario y de consumo y la imposición de una mayor ortodoxia y precaución en la actividad crediticia.

Con este cuadro, es previsible que los cinturones se mantengan apretados durante una buena temporada y el consumo tarde en repuntar. En Goldman Sachs calculaban la semana pasada que el patrimonio neto como porcentaje de los ingresos disponibles se ha retraído hasta perder totalmente la apreciación ganada durante la burbuja en las Bolsas y en el mercado de la vivienda. "Ahora está en niveles que no se ven desde 1992".

La máquina del tiempo de quienes compraron casa en Lancaster en los últimos años aún se retrotrae una década más.

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