Conflicto de intereses
Independencia significa no tener conflictos de interés. Esta crisis nos ha dejado una gran lección a todos, necesitamos una reforma del sistema financiero tal cual lo conocemos. Se acabaron los años de los grandes especuladores de Bolsa y de los productos "que siempre ganaban" aunque en realidad ninguno de sus inversores entendía donde tenía su dinero invertido.
Todos hemos contribuido a que el sistema financiero se encuentre en esta situación y todos debemos contribuir a que esto cambie empezando por algo fundamental; impedir que una misma entidad realice la venta y el asesoramiento financiero (al igual que los médicos te recetan y los farmacéuticos te venden los medicamentos), ya que por muy éticos que seamos, siempre entraremos en conflictos de interés. Será un cambio brusco pero que a la larga todos nos sentiremos beneficiados.
Nos encontramos en una situación en la que muchos inversores se han sentido defraudados con sus inversiones, y muchos profesionales en jaque, pero la realidad es que tanto profesionales como inversores hemos contribuido a que mucho de esto suceda. Por la parte inversora, no se ha exigido algo tan fundamental como entender nuestras inversiones e independencia en el asesoramiento que se nos daba, y por el lado profesional se llegó al máxime en el que complicar lo sencillo nos hacía mejores profesionales.
¿Cuál es el siguiente paso? Nos encontramos en un momento de transición en el mundo financiero y sin duda los pasos que construyamos de aquí en adelante será el futuro de este sistema. El primer paso es valorar la independencia. Necesitamos huir de aquello que nos implique conflictos de interés frente a nuestros clientes. Necesitamos dar y exigir un asesoramiento totalmente independiente no vinculado a ninguna comisión ni ingreso por productos. Este tipo de profesionales deberían ir vinculados a la evolución de la cartera, con lo que nos aseguraríamos la total independencia en su asesoramiento.
El segundo paso, es la gran asignatura pendiente del sector financiero, la falta de información a los inversores, pero que sin duda se verá reforzada con el establecimiento de la figura de los asesores financieros independientes. Esta figura, ya conocida como Family Office, que ya presta servicios a familias muy importantes a nivel nacional, operan bajo esta idea de independencia. Este servicio debería de ofrecerse a todos los inversores independientemente de su nivel de renta, de tal manera que se empiece a construir un mejor sistema de asesoramiento financiero, que mejore la transparencia y calidad hacia todos los inversores.
Debemos reflexionar sobre los errores y excesos que hemos cometido, y empezar a contribuir a mejorar entre todos el sistema financiero.
Antonio Castilla. Socio director de CGA Patrimonios