La gran banca frena la implantación de la tecnología chip en las tarjetas
El reparto de las tarjetas con chip no progresa. A 31 de marzo, sólo un 9,5% del parque había migrado por el desinterés de la gran banca. Cuando acabe 2010 los 75,82 millones de plásticos que hay en España deben estar adaptados. Sólo Caja Madrid sustituye de forma masiva sus tarjetas de banda magnética.
La gran banca no está haciendo los deberes en materia de tarjetas de crédito y débito. Al acabar 2008, un 7,3% del parque nacional estaba adaptado a la nueva tecnología chip que exige la normativa europea. En marzo, este porcentaje apenas había subido hasta el 9,5%. Es decir, sólo 7,2 millones de los 75,82 millones de plásticos que hay en el país han sido renovados a pesar de que el llamado estándar EMV será el único válido a partir del 1 de enero de 2011.
Este cambio es el resultado de la adopción del área única de pagos del euro (SEPA, en sus siglas en inglés), una iniciativa que trata de extender al ámbito de los pagos electrónicos (transferencias, domiciliaciones, giros...) la unidad monetaria efectiva que ya existe en el ámbito de billetes y monedas. Cada país tiene su propia forma de gestionar estas operaciones y desde Fráncfort y Bruselas se ha instado a la industria a que adopte unos parámetros comunes que están entrando en vigor entre este año y el que viene.
Los últimos datos de la comisión de seguimiento de la SEPA en España muestran que el parque de cajeros y lectores de tarjetas ubicados en comercios (los llamados TPV) está prácticamente concluido. Al cierre de marzo, un 97% de los primeros aceptaban la tecnología chip y otro tanto ocurre con el 82% de los segundos.
Ya están adaptados al nuevo estándar los terminales de las tiendas y los cajeros automáticos
Estos avances contrastan con el retraso acumulado en la emisión de tarjetas, pero existe un motivo: el estándar EMV nació para solucionar los problemas de fraude que se daban en otros países europeos pero no en España.
Lucha contra el fraude
Aquí todas las transacciones se confirman en el acto a través de la línea telefónica (online). Además, se exige al titular de la tarjeta que presente el DNI. En otros lugares, en cambio, la operación se validaba en diferido (offline), lo que favorecía las actividades delictivas.
La tecnología chip contribuye de forma decisiva a reducir los timos en pagos offline al requerir al titular del plástico insertar su número de identificación personal (pin).
Las entidades españolas han adaptado sus cajeros y TPV porque, en caso de fraude, la nueva legislación europea establecía que el dueño del lector debía responder de la cantidad sustraída si su aparato no estaba al día. Y en un país con 57,2 millones de turistas al año ese es un riesgo que no se puede permitir ningún banco ni caja.
La renovación de todo el parque de tarjetas de una gran entidad exige una inversión de decenas de millones de euros. Y esa no es una buena noticia en un momento de caída del negocio y de recorte de costes. Sobre todo porque no aparece contrapartida alguna en forma de una caída del fraude.
Santander, BBVA, La Caixa y Popular no concretaron a este periódico cuándo comenzarán a emitir de forma masiva tarjetas con chip, si bien algunos distribuyen estos plásticos de forma residual. Caja Madrid inició la migración a finales de 2007. Al acabar 2008, había renovado el 33% de sus 5,9 millones de plásticos.
Los fabricantes no darán abasto
La mayor parte de las entidades españolas apuran hasta el último minuto la sustitución de sus plásticos de banda magnética por otros que tienen el chip incorporado. Y esta actitud conlleva un riesgo: es posible que los fabricantes de tarjetas no puedan atender el pico de demanda que surja en 2010."La vida útil de una tarjeta es de cuatro años. Por lo tanto, los proveedores están habituados a estampar unos 19 millones de tarjetas por ejercicio. Veo difícil que puedan fabricar los casi 70 millones de plásticos que les pedirán de golpe", afirma un experto consultado. Con todo, hay entidades previsoras. Caja Extremadura, Caja de Ávila y Cajamar ya tienen al día su parque de tarjetas. Fuentes del sector explican que España es el país que va más retrasado de Europa en la emisión de plásticos EMV.