Solución europea para Opel
Hoy se reúnen en Bruselas los ministros de Industria de los países de la UE para analizar, como tema monográfico, el futuro de la automovilística Opel. La decisión supone un salto sustancial en las negociaciones que hasta ahora se han circunscrito al Gobierno alemán, por un lado, y General Motors -propietaria de la marca- y el Gobierno estadounidense, por otro. Aunque es cierto que Alemania tiene un gran peso en la empresa, cerca de la mitad de los 53.000 empleos están en otros países. En total, hay nueve naciones europeas afectadas y en el caso de España, el interés es de primera magnitud pues la de Figueruelas es la planta más grande del grupo, con 7.500 empleos.
Sin embargo, a la reunión de hoy no sólo están convocados estos nueve países, sino la totalidad de los 27 estados miembros de la UE. La iniciativa de la Comisión debe ser celebrada, ya que implica que el problema se convierte en comunitario. En definitiva, es una de las empresas más importantes del área y, por consiguiente, es preciso que se escuchen todas las voces implicadas y la decisión no recaiga exclusivamente en Alemania. No hay que ser maliciosos para intuir que Angela Merkel se moverá en defensa de los intereses de los trabajadores alemanes. Además, para otoño tiene elecciones, que influirán en su decisión. Se entiende, por tanto, que Alemania no esté contenta con la reunión de hoy que se ha convocado bajo la presión del primer ministro belga, también en pleno proceso electoral, y con la amenaza de que una de las fábricas con posibilidades de cierre sea la de Amberes.
De momento, Merkel se ha comprometido a que la banca germana aporte 1.800 millones de euros, avalados por el Gobierno central y cuatro lander, para formar una empresa fiduciaria que gestione la empresa hasta octubre y noviembre cuando se decida la entrada de un nuevo socio industrial que se quedará con el 65% del capital. El 35% restante lo mantendrá General Motors, que siempre ha mostrado su interés de continuar en Opel.
Alemania parece interesada en despejar ya qué oferta -Fiat o Magna- se quedará como socio mayoritario, para conocer de antemano sus planes industriales. Eso implicará recortes de producción y aquí está la discusión entre los países afectados. La elección del socio debe ser consensuada por el Gobierno Merkel con el resto de los afectados, con un reparto de sacrificios equilibrado, y donde prime la rentabilidad de cada planta como criterio para determinar los recortes de producción y empleo. En definitiva, todas las administarciones, incluida la española -y también la aragonesa- están dispuestas a avalar los fondos para financiar la adquisición del 65% de la nueva empresa. Pero unos y otros deben asegurar la viabilidad de una empresa, que, al margen de los problemas financieros de General Motors, no debe temer al futuro. Tiene gama y tecnología para competir con éxito en el mercado.