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Crónica de Manhattan

Las barbas del vecino

Muchos inversores de EE UU vieron las barbas de un vecino pelar el pasado día 18 y pusieron las del Tío Sam a remojar.

Aquel día, Moody's rebajó la Triple A que califica las emisiones de moneda extranjera de Japón, una decisión que inicialmente dejó perplejos a los analistas porque este país apenas tiene exposición a deuda en divisa extranjera. Tras la inicial sorpresa, la acción de Moody's se empezó a interpretar más como una señal. Y la especulación ha crecido ¿Está Moody's dando a entender que hay otras Triples A que se pueden rebajar? ¿Es una señal que va más allá de la endeudada Japón?.

Apenas unos días después, el pasado jueves, Standard & Poor's recogió el testigo y se encargó de incrementar la ansiedad al advertir que ponía en vigilancia la Triple A de nada menos que el Reino Unido. S&P ya ha rebajado este rating a Irlanda, Portugal, Grecia y España, pero la sola posibilidad de que eso mismo pueda pasarle a un país tan cercano como Inglaterra ha disparado las alarmas a este lado del Atlántico.

El siempre influyente gestor de renta fija, Bill Gross (de Pimco) dijo que aunque la rebaja de la calificación de la deuda soberana no es algo que pase en 24 horas, los mercados financieros "están empezando a anticipar la posibilidad de que eso ocurra". æpermil;l también lo cree. Pasará "antes o después" dijo un gestor que normalmente mueve mercados con sus palabras.

El déficit de EE UU este año supondrá el 12,9% del PIB y se ha disparado sobre lo heredado de George Bush por el coste de las medidas anticrisis. Es el más elevado de la posguerra pero la deuda aún no ha llegado a los niveles históricos alcanzados tras la II Guerra y aún se cifra en el 75% del PIB. La de Japón es mayor.

La presión vendedora no solo ha llegado a los bonos y las acciones sino también al dólar, que la semana pasada capituló ante un euro ante el cual había mostrado una titubeante muestra de fuerza en los últimos meses. El billete verde no pudo aguantar la presión que impone la idea de que los activos americanos pueden ser menos atractivos a los inversores.

La anticipación puede ser una muestra de ansiedad excesiva. Preguntados por la posibilidad de una rebaja de rating, Moody's señaló que seguían cómodos con la triple A con la que califican a EE UU aunque ciertamente "hay presiones a largo plazo". S&P, emitió su más reciente veredicto sobre este particular el pasado enero y la colección completa de "Aes" estaba garantizada a pesar de que los analistas de esta agencia consideran que el riesgo fiscal ha aumentado.

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo en su briefing ante la prensa el viernes que no creía que la calificación de la deuda americana se recortara.

El día anterior, Tim Geithner, fue más cauto y explicó que era importante que el Congreso y el presidente "pongan en marcha políticas que puedan llevar el déficit a niveles sostenibles a medio plazo". Su objetivo es poder rebajar el actual desfase hasta el 3%. Y añadió: "Es crítico".

Barack Obama ha dicho en repetidas ocasiones que el aumento del déficit durante los próximos años tiene como objetivo poner en marcha medidas que terminen rebajándolo a largo plazo como la necesitada reforma del sistema sanitario.

A corto plazo y a tenor de los últimos movimientos de Moody's y S&P, la agonía de quienes ven el hacha para recortar "Aes", es difícil de calmar.

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