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Cristina Garmendia

"Queremos que la UE fije un nuevo fondo para I+D"

Aspira aque Bruselasdémás ayudas a los países rezagados en Investigación y Desarrollo,quese hanesforzado los últimos años

"Queremos que la UE fije un nuevo fondo para I+D"
"Queremos que la UE fije un nuevo fondo para I+D"

En los últimos trece meses de Cristina Garmendia (San Sebastián, 1962), los acontecimientos se han sucedido a velocidad de vértigo. Fue nombrada máxima responsable de un nuevo ministerio que aglutinaba las competencias de universidades y de I+D+i y contaba con una de las mayores dotaciones presupuestarias para cumplir dos objetivos: propiciar el cambio en el modelo productivo y convertirse en el abanderado para promocionar el Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como el Plan Bolonia. La crisis económica en España y la fuerte crispación de una gran parte del colectivo universitario han provocado dos recortes presupuestarios de 450 millones en ese periodo y que las competencias de educación superior hayan vuelto al Ministerio de Educación. Pese a ello, no se siente una víctima, al retener la competencia investigadora e innovadora de la universidad, y asegura que ninguna empresa o investigador se va a ver afectado por esos recortes.

¿Qué balance hace desde su llegada al Ministerio? ¿Qué objetivos se han cumplido y cuáles no?

Creo que el principal objetivo cumplido es la consolidación de un modelo que aglutina las principales competencias en I+D+i en un ministerio y sienta las bases del nuevo sistema de crecimiento económico, en el que estamos trabajando con énfasis en los dos últimos meses. Como objetivo pendiente tenemos varias actuaciones y las resumiría en una: situar a España en 2015 entre las diez economías más innovadoras del mundo. Igual que ya somos la novena potencia en producción científica, debemos alcanzar ese objetivo.

En el primer semestre de 2010, España presidirá el Consejo de la UE, ¿qué resultados espera del trabajo durante ese periodo?

Una de las metas es lograr el liderazgo que la ciencia y la innovación deben tener en las economías desarrolladas. También se está estudiando plantear la creación de un fondo europeo que beneficie a las economías que han hecho un gran esfuerzo en I+D o infraestructuras, como España, pero que todavía no han alcanzado un desarrollo pleno en la materia. No se ha tomado todavía ninguna decisión, pero podría ser una vía. Queremos que la UE fije esa ayuda. Para esos países debería haber un fondo que distinga entre los que han apostado y no por este modelo. Una segunda aspiración es que la UE vincule la ciencia y la tecnología a la cooperación al desarrollo. Es una seña que España quiere dejar, ya que tiene una gran base de cooperación al desarrollo en África y Latinoamérica. Acercar la ciencia a los países en desarrollo es clave.

Uno de los ejes sobre los que se sostiene la estrategia española es la nueva ley de la Ciencia y la Tecnología, cuyo primer borrador ya se ha presentado, ¿cuándo estará aprobada?

La ley es uno de los retos más importantes del Ministerio en los próximos meses, ya que va ser fundamental para la modernización del sistema de ciencia e innovación. Siendo realistas y no voluntaristas, el anteproyecto de ley debería estar presentado ante las Cortes antes de que finalice septiembre. Espero que el debate parlamentario no se alargue mucho y que se pueda aprobar este año. Creo que es un plazo razonable porque vamos a llevar un anteproyecto consensuado con los grupos parlamentarios y los agentes sociales.

¿Cuáles son los objetivos que propugnará esa nueva ley?

Tiene que propiciar el desarrollo de una carrera científica predecible, basada en méritos y que sirva para acortar el periodo actual hasta acceder a una profesionalización. Además debe estar alineada con las carreras investigadoras de otras potencias y potenciar la movilidad internacional de los investigadores.

Este propósito también incluirá la atracción de talento.

Si tratamos de atraer talento, hay que tener un sistema comparable con el de las potencias mundiales. Debemos tener un entorno y unas infraestructuras adecuadas para ser atractivos. Esto ni se improvisa ni se soluciona con inversiones en corto plazo. Ahora España está en disposición de realizar el cambio de modelo económico porque la apuesta por la ciencia y la innovación se ha realizado desde 2004. Por primera vez estamos en la media de los países de OCDE en inversión pública en I+D+i. Hemos triplicado los presupuestos en los últimos cinco años.

Una evolución que no ha seguido el mismo ritmo en las empresas.

Hay que tener en cuenta el decalaje entre la inversión pública y la privada que tiene que acompañar a las inversiones en I+D+i. En primer lugar tiene que haber inversión pública y ésta debe impulsar la privada. Sin embargo tenemos que ver de dónde venimos: desgraciadamente para nuestra economía, España no ha tenido una cultura en estos campos. Lo más rentable no era invertir en I+D+i, había otras inversiones, como la construcción residencial, más rentables, pero más vulnerables en momentos de crisis.

Esto nos ha pasado una gran factura, pero, sin embargo, ha creado una dinámica interesante, ya que la inversión privada ha crecido de forma sostenida entre el 15% y el 20% en los últimos años. Es uno de los crecimientos más importantes de Europa, en términos de convergencia, aunque eso no debe ocultar que no llegaremos al objetivo fijado (el 2% del PIB en gasto en I+D+i y que dos terceras partes lo asuman las empresas) en 2010. No llegará España ni Europa.

Ese cambio de modelo, traducido por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en "menos ladrillo y más ordenadores", puede verse truncado por los fuertes recortes presupuestarios de su ministerio.

En un momento como el actual de austeridad en el gasto, los recortes presupuestarios están íntimamente relacionados con las políticas de gobierno: los ministerios que más presupuesto tenemos son los que más recortes sufrimos. Ningún investigador y ninguna empresa se van a ver afectados por el recorte del gasto. Esa reducción se ha enfocado en los préstamos que teníamos apalabrados para inversiones con las comunidades autónomas. En lugar de préstamos se van a conceder subvenciones directas a través del Plan E. Hemos hecho un cambio de préstamo por subvención.

¿Está barajando el Ejecutivo usar los fondos de algunas de las líneas ICO que no han sido agotadas o el dinero que va a salir de la eliminación de la desgravación por vivienda a renta altas para cubrir esos recortes presupuestarios en I+D+i?

Es irrelevante cómo sea el origen y la aplicación de fondos. Lo que tiene que demostrar España no es cómo hace un traslado de incentivos, si no cómo hay un compromiso con las políticas de I+D+i. España está demostrando que un país no se puede modernizar ni puede competir en un modelo globalizado si no prioriza la ciencia y la innovación. Son dos vectores de competitividad del sistema, no solo de nuestra economía. Esta es la primera crisis en el que hay unanimidad entre los países para apostar por la I+D+i.

Uno de los principales atractivos para propiciar esa reforma será los incentivos fiscales a las empresas.

España tiene uno de los marcos fiscales más atractivos de los países de la OCDE. Por cada euro que invierte una empresa, se puede deducir 0,391 euros, mientras que en Francia esa cantidad se reduce a la mitad (0,184). Eso es importantísimo. Además hemos prolongado más allá de 2011 la deducción por I+D+i en el impuesto de sociedades, de la que se han beneficiado 3.200 empresas. En este contexto, la pregunta es obvia: ¿y ahora que hacemos con esas empresas que no están en beneficios? Creo que el sistema dual, en el que las compañías pueden optar por las deducciones en el impuesto de sociedades o las bonificaciones de las cuotas de la Seguridad Social por sus investigadores es un sistema muy atractivo. Aunque no estén en beneficios y no puedan deducirse los gastos, siempre pueden optar por acumular el crédito fiscal.

¿Qué papel tienen que jugar los fondos de capital riesgo?

El capital riesgo es clave. España ha carecido de este instrumento para financiar la creación de empresas de base tecnológica. Es un capítulo pendiente si queremos salir reforzados hacia una etapa con empresas que crezcan y se consoliden. Hay buenas iniciativas territoriales, con capital semilla, pero es muy importante que se den todas las etapas, es decir, capital semilla al principio y capital riesgo privado en el resto de tramos. En este campo, España no está levantando el pie del acelerador. En el primer trimestre de 2009 hay más empresas que presentan proyectos de I+D+i al CDTI que hace doce meses. Es importante que se generen fondos especializado de capital riesgo y que sean reconocidos internacionalmente.

¿Existen sectores empresariales que puedan tirar de ese carro?

España tiene capacidades científicas, tecnológicas y empresariales para pensar en un liderazgo en salud y energías renovables. Para ello tenemos que presentar iniciativas de futuro. En el ámbito de la salud ya hemos presentado proyectos en medicina regenerativa en un consorcio internacional de California en el que están representados Reino Unido, Canadá y EE UU.

Hay otros países que quieren entrar, pero España debe aprovechar que está en el núcleo fundacional y seguir progresando para construir una plataforma de ensayos médicos para ser más eficiente. España no quiere ni puede competir por costes, sino por eficacia y valor añadido. Otro sector en el que podemos crear un gran valor económico es la economía asistencial. El Ejecutivo ha hecho una apuesta fuerte por la Ley de Dependencia, que generará demandas que el sector productivo debe dar respuesta a través de la ciencia y la tecnología. España tiene que demostrar que detrás de una gran apuesta social puede haber un gran valor económico.

Esa apuesta necesitará contar con capital humano formado...

Somos unos firmes defensores de que una de las mejores herramientas para impulsar el cambio de modelo es fomentar el apoyo a la contratación de personas formadas, no solamente en ciencia, sino también en tecnología y gestión. Este año esperamos incorporar 1.300 Torres Quevedo (doctores integrados en las empresas). Una persona formada sabe apalancar los proyectos empresariales en el sistema público de I+D y eso es fundamental. El último estudio del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) concluye que las empresas que deciden apoyar la I+D tienen grandes beneficios. Las que optan por esta vía aumentan un 16% su productividad y un 18% el valor de sus exportaciones.

Sin embargo, ese deseo se puede encontrar con las barreras a la libre circulación de personas que existen en la Unión Europea

Idealmente se deberían armonizar todas las políticas, será uno de los retos que tendremos que afrontar bajo la presidencia española. Si defendemos una Europa del conocimiento, en la que intentamos armonizar el espacio europeo de investigación y educación, la clave es la libre circulación de las personas en todos los términos. Cuando uno se mueve, debe hacerlo con los derechos adquiridos. No se sabe cómo y cuando pasará, pero sí que debe empezar por acuerdos particulares entre países. Esta será la vía por la cual empiece a surgir este movimiento.

"Aún tenemos competencia en materia educativa"

 

En trece meses ha perdido las competencias en educación superior, ¿se considera una víctima del Plan Bolonia?

No. La universidad tiene tres misiones: educativa, investigadora e innovadora. Dos de esas tres misiones siguen siendo competencia del ministerio. Existen varios modelos en Europa y España ha apostado porque esas competencias estén repartidas entre dos ministerios. Las universidades ejecutan el 60% de los presupuestos para I+D+i, son grandes actores del sistema y al igual que hospitales o centros tecnológicos, deben trabajar de forma integradora para que eso se traduzca en valor económico.

En el primer borrador de la ley de Ciencia se propone que los organismos públicos de investigación puedan incurrir en endeudamiento, ¿es tan difícil la situación económica por la que atraviesan?

Que permitamos que tengan capacidad de endeudamiento no tiene que ver con la coyuntura, sino con que puedan promover empresas de base tecnológica participando en el capital. Para ello deben tener cierto margen y autonomía en sus propuestas. Tienen que ser mucho más pro activos.

Qué medidas se van a aprobar para introducir la I+D+i en las empresas?

Estamos diseñando programas para incorporarla en sectores tradicionales como textil, calzado o turismo. Vamos a organizar reuniones sectoriales a través del CDTI y las Cámaras de Comercio para escuchar al sector productivo y trasladar sus demandas a organismos públicos y universidades.

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