Volkswagen tiene todas las de ganar
Una participación del 51% no sirve para mucho estos días en Alemania, como Porsche está comprobando. El fabricante de coches de lujo se sobreendeudó cuando acumuló una participación mayoritaria en Volkswagen, su rival alemán, mucho mayor que él. Las dos compañías -cada una dirigida por una de las peleadas ramas de la familia que controla Porsche- decidieron a principios de este mes que deberían fusionarse. Pero Volkswagen tiene mayor ventaja en las negociaciones. Para subrayar esta posición, decidió abandonar las negociaciones.
Ferdinand Piëch, el presidente de Volkswagen que rompió filas con sus primos en el asunto, quiere Porsche para confesarlo todo sobre el estado real de sus finanzas -sobre todo el coste de las opciones para comprar un 20% más de VW que está todavía asentado en los libros-. Porsche, por otro lado, no quiere convertirse sólo en otra de las 10 marcas al abrigo del paraguas de Volkswagen. Pero su equipo gestor se está topando con un poderoso aliado: los gestores de Volkswagen, sus sindicatos y uno de los Gobiernos estatales de Alemania.
El Estado de Baja Sajonia tiene una participación del 20% en Volkswagen que le permite bloquear cualquier decisión estratégica. Desde que Porsche fue de compras, Piëch ha usado esta píldora envenenada con destreza, mientras se procura el apoyo de los poderosos sindicatos. Esos aliados le dan la autoridad para dictar sus condiciones de cara a una fusión: la localización de la sede central (Wolfsburgo, donde está situada Volkswagen), el jefe (el presidente ejecutivo de Volkswagen) y el valor de Porsche (no demasiado).
Todo lo que Piëch necesita es despejar más el panorama de la situación financiera de Porsche. Esto determinará en gran parte el mecanismo de la fusión. Podría preferir una forma simple -Volkswagen compra la división de automóviles a Porsche SE, la compañía holding cotizada-. La principal obsesión de los gestores de Porsche estos días parece ser evitar la cara de perdedor. A no ser que el rechazo a confesarlo todo en el juego de opciones signifique que hay algo que esconder.
Pierre Briançon